Zaragoza.- La Fundación Adecco ha presentado la séptima edición de su Informe de Monomarentalidad y Empleo, que recoge datos estadísticos sobre las familias monoparentales y su situación económica y social. El documento refleja que el 35,7% de las familias monoparentales aragonesas se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión, frente al 18,7% que promedian el resto. Con todo, la Comunidad se sitúa por debajo de la media nacional, que se sitúa con una tasa del 53,3%.
Los hogares monoparentales en España ya representan el 10%,3 del total y rozan los 2 millones en todo el país. En 2017, se contabilizaban 1.842.800 familias compuestas por un solo adulto y al menos un hijo dependiente, de las que el 83% era una mujer la que se encontraba al frente del núcleo familiar.
En cuanto a los factores que provocan esta situación de riesgo, las dificultades de acceso al empleo son el principal desencadenante de pobreza. Siete de cada diez de estas mujeres lleva al menos un año sin trabajo, y casi la mitad (48%) se mantiene como desempleada desde hace más de dos años.
El 31% de las mujeres al frente de una familia monoparental no tiene trabajo, mientras que un 23% afirma tener algún tipo de ocupación pero sin contrato. De este último porcentaje, el estudio refleja que el 15% de estas mujeres se encuentran registradas como desempleadas, mientras que el 8% restante no figura como tal.
“Este desempleo de larga duración puede derivar en la economía sumergida”, advierte el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, para el que “la ausencia prolongada de ingresos conduce a muchas mujeres a desempeñar trabajos no regulados, concentrados principalmente en sectores como la hostelería, la atención a personas dependientes o el servicio doméstico”.
Una realidad que tiene “nefastas consecuencias en la economía global y que, además, genera una preocupante desprotección del trabajador, conduciendo directamente a la precariedad y a la exclusión”, expone Mesonero.
El director general de la Fundación Adecco considera necesario “dar un impulso definitivo a las políticas de flexibilidad y conciliación” para frenar esta precariedad, a través de iniciativas como “la prolongación de las bajas de maternidad/paternidad de las personas al frente de una familia monoparental, con retribución salarial completa o el impulso de políticas activas de empleo que garanticen su acceso al mercado laboral de forma sostenible”.
