Zaragoza: un espontáneo Skyline sin rascacielos

Sin albergar eminentes rascacielos, la orografía zaragozana permite percibir desde el extrarradio espontáneas figuras que delinean su silueta urbana. Además de la emblemática Basílica del Pilar, se anotan en "la liga de los altos” una decena de edificios. Varios, con vocación futurista, van reconfigurando el peculiar Skyline de la capital.

Zaragoza.- Casi como organismo vivo, la morfología urbana tiende a mutar conformemente al paso del tiempo. La compleja polisemia de la ordenación territorial, ya sea en secuencias lineales o radiales, ha estado históricamente dispuesta al turnismo hegemónico. Una expansión horizontal ligada a conquistas y crecimientos demográficos imparables, pero que ha terminado invirtiendo su alternativa espacial. En las últimas décadas, la invasión geográfica viró al verticalismo. Así, las urbes del hoy - al menos, aquellas con vocación futurista-, disputan por hacerse con los edificios más altos. Por rascar los cielos. No hay duda de que la estampa de la magnificencia viene ahora señalizada por lo que comúnmente es denominado Skyline. Ella es la silueta del poder. 

Lo afirmaban ya los ironworkers en Las Catedrales del Cielo, obra de Michel Moutot: Por antonomasia, Nueva York es, desde finales del XIX, sinónimo de rascacielos. No obstante, otras grandes como Ciudad de México, Shanghai, Chicago, Hong Kong, Panamá o Madrid se caracterizan ya por sus elevados bosquejos de hormigón armado, acero o cristal. Algo más cerca, en Zaragoza, también es apreciable un delineamiento paisajístico peculiar. Aun sin aspirar a alturas impracticables, la dispersa panorámica de la capital del Ebro va agregando cada vez más estructuras que persuaden a la visión a eso de hacer chiribitas. 

Basílicas, torres y pirulíes 

El panorama urbano de Zaragoza es, cuanto menos, inconfundible. Con once cúpulas techadas y torres de más de 90 metros, la Basílica del Pilar es el nodo-emblema de la ciudad. Aun así, al desviar la mirada desde las afueras, por su orografía y horizontalidad, aquellos edificios que disienten del resto en altura llaman poderosamente la atención. Esto ocurre por la aleatoria disposición de los edificios en la ciudad. Así lo explica el ingeniero de edificación y profesor de la Universidad de Zaragoza Juan Ros, quien aduce que, sin existir rascacielos como tales, “al encontrarnos en un valle, la pendiente media del territorio es muy baja”. Por tanto, desde, por ejemplo, la autopista, “se observan numerosos puntos radiales que sobresalen del resto de edificios”.

Las
Las "Twin Tower" mañas cuentan con una altura de casi 80 metros

Según ilustra Ros, en el plano arquitectónico, se considera rascacielos a “estructuras con una altura de al menos 150 metros”. Piezas con las que no cuenta Zaragoza, “ni tampoco parece que vayan a aparecer en los planes de Urbanismo futuros”. Aun así, existen figuras “especiales” que resaltan en el perfil aéreo de la ciudad. Además de la mencionada Basílica, se anotan en la “liga de los altos” el pirulí de Telefónica (117 metros) y el serial de Torres: las “Twin Tower” mañas (77 metros), la Torre de La Seo (90 metros), la Torre del Agua (75 metros), la Torre de la Iglesia de San Pablo (66 metros), o Torre Universitas (63 metros). Asimismo destacan la sede central de Ibercaja (60 metros) o los edificios de Aragonia (79 metros) y Ebrosa (60 metros). Pero todos ellos son tan solo simples divergencias en el eje urbano. 

Algo más se acercarán al tecnicismo rascacielos las vanguardistas Torre Zaragoza y Skyline2020, en pleno proceso de construcción. Ambas se han concebido como nuevos hitos arquitectónicos en la categoría de vivienda, principalmente, por su volumetría y enclaves estratégicos. Torre Zaragoza traspasará la barrera de los 100 metros con sus 30 plantas de altura. Por su parte, Skyline2020 se erigirá en Plaza Europa con tres alturas en escala creciendo en espiral alrededor de la parcela y que alcanzarán alturas de siete, nueve y trece plantas respectivamente, hasta llegar a la máxima, 19 plantas. 

Estas edificaciones serán erigidas como símbolos del nuevo modernismo, envuelto en acristalados ventanales y auras de esplendor. Pero, según argumenta Ros, “a pesar de que cualquier contraste entre cielo y suelo ya delinea un Skyline”, Zaragoza no se ajusta a lo que se considera una Empire City. Al menos, hoy. 

Skyline, más que un concepto arquitectónico

La cuestión, según reflexiona el experto, es que el propio concepto alberga nociones con matices que sobrepasan las estáticas leyes del paisajismo, aproximándose más al de “política de marca” o de “liderazgo económico”. Tan solo hay que fijarse en los distritos financieros de, una vez más, Nueva York (con incluso un islote propio como Manhattan). Zonas de vanguardia que se han convertido en aspiración tanto para multinacionales, como para el propio corporativismo neoyorkino, mostrándose a sí mismo como arquetipo de una sublime magnanimidad.

Las nuevas edificaciones de viviendas de estilo vanguardista reconfigurarán el peculiar panorama urbano de la capital del Ebro
Las nuevas edificaciones de viviendas de estilo vanguardista reconfigurarán el peculiar panorama urbano de la capital del Ebro

Algunas ciudades, como la mencionada NY, escogen atribuirse eso de ser “el epicentro del todo” por considerarlo un magnético slogan para agentes externos, inversiones desorbitadas, además de cómo atracción de talento mundial. Y, por ello, consideran que la mejor carta de presentación es “distinguirse por ostentar conurbaciones de carácter futurista”, apunta Ros. Algo que, por otro lado, “es absolutamente ineficiente en lo que a sostenibilidad se refiere”. Dentro de este grupo, hay subgrupos de ciudades: las que destacan por el tamaño de sus edificios (como el caso de Dubai o Chicago), y las que destacan porque dichos edificios son muy característicos (como Madrid y sus cuatro torres). 

No es Madrid, ni Nueva York, ni Dubai o Chicago, pero, a pesar de que Zaragoza no cuente con un distrito financiero como tal (lo más parecido es el WTC local), desde un punto de vista técnico “es una ciudad muy perfecta”, donde además se cumplen muy bien “todos los procesos de equidistancia”, argumenta Ros. Simplemente tiene un Skyline tan espontáneo y descoordinado, como especial.