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El Ebro acaricia la gesta ante el Valencia (1-2)

Derrota del Club Deportivo Ebro ante el Valencia por 1-2, en un encuentro en el que los de Manolo González lograron adelantarse con uno menos en el electrónico por medio de Jon Ander y rozaron la gesta ante un equipo de Champions. Santi Mina con un doblete hizo trizas los sueños arlequinados, pero nada resta mérito al gran encuentro maño.

Zaragoza.- Medirte a un equipo que disputa la Champions League, jugar con uno menos durante el minuto 30 y adelantarte en el marcador. Épico encuentro del Club Deportivo Ebro ante el Valencia, a pesar del 1-2 definitivo, ofreciendo una imagen sobresaliente ante los casi 10.000 espectadores que se dieron cita en La Romareda. 

Las gradas de La Romareda presentaban un notable aspecto en ambas tribunas para vivir un partido histórico: el estreno del Club Deportivo Ebro en unos dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Y ante todo un Valencia, con titulares como Gameiro, Carlos Soler o Santi Mina como principales referentes. Los de Marcelino, como no podía ser de otra manera, dominaban el esférico pero no precisamente con fluidez como para hacer daño a la defensa de cinco arlequinada. 

Además del orden atrás, los de Manolo González buscaban alguna contra, sin lograr sorprender tampoco a la zaga che. La primera ocasión llegaba para los visitantes en el minuto 22, cuando Gameiro soltaba un latigazo con la derecha dentro del área, topándose con una buena intervención de Salva. Pintaría todavía más complicado para el Ebro cuando antes de llegar a la primera media hora, Tiago Venancio, de manera incomprensible y con amarilla, cortaba una jugada con la mano. Expulsado y los maños con diez y un mundo por jugar. 

De forma lógica, comenzaría a sufrir el Ebro. En apenas dos minutos, 35 y 36, doble oportunidad para los valencianistas de adelantarse. Primero con un cabezazo de Ferrán que, tras tocar en un zaguero, obligaba a Salva a estirarse y mandarla por encima del travesaño. Y, después, Murillo se quedaba completamente solo tras un fallo en el blocaje de Salva, pero su volea la mandaba al tercer anfiteatro con todo a favor para abrir el luminoso. 

Aguantarían los de Manolo González con 0-0 hasta el descanso, resultado de mucho mérito para enfrentarse a un rival de Champions y que actuaba con uno más por la roja a Venancio. No sin antes poder adelantarse a balón parado, sin encontrar puerta, o sin que Salva volviera a salvar, valga la redundancia, a su equipo tras un duro disparo de Wass que se colaba dentro. 

Segunda parte

Batsuayhi por Gameiro era la apuesta de Marcelino para el arranque de la segunda mitad. Y el internacional belga dinamizaba el ataque, generando peligro prácticamente en cada balón recibido cerca de la frontal. De sus botas nacía una buena asistencia a Kang In, quien probaba un disparo colocado con su zurda. El poste lo repelió, manteniéndose el 0-0 en el electrónico. 

Fue el preludio de la gran sorpresa de la noche. El Ebro comenzaba a acercarse a balón parado y su premio, su sueño, llegaba en el minuto 61. Centro de Sergio Cortés desde la banda izquierda del ataque y cabezazo de Jon Ander que sorprendía a Jaume Domenech, significando el 1-0. La Romareda entonó el "sí se puede" y gozó con un cuadro, el arlequinado, que estaba haciendo historia. 

Lejos de amilanarse, los de Manolo González siguieron pisando campo contrario. Pero el jarro de agua fría llegaría poco después, en el 70. Santi Mina recogía la pelota en la esquina del área y con un soberbio derechazo la mandaba lejos del alcance de Salva. 1-1 y un mundo por delante para aguantar la igualada. 

Tuvo una clara el Ebro para hacer el 2-1, de nuevo a balón parado, pero a Fernando Liñán le faltó creérselo. Su disparo, muy débil, lo sacaba la defensa bajo palos sin excesivos problemas. A la contra, Batsuayhi daría la réplica, tirando fuera. Y el mazazo definitivo lo daría otra vez Santi Mina. Cabezazo del ariete, picado, lejos del alcance de Salva para poner el 1-2 en el 79. 

El tanto dejó tocado a un Ebro que lo había intentado todo, con una dignidad sobresaliente y con uno menos durante más de una hora de juego. Pero ni la derrota, 1-2 al final, quitará nunca un ápice de mérito a lo realizado por los aragoneses, rozando la gesta sobre el césped de La Romareda. A pesar del resultado final.