Opinión

Comunismo = Liberalismo = Poder

Completando el análisis de mi último artículo político, en el que trato de justificar cómo el comunismo/socialismo es un regreso al absolutismo pero en vez de con un monarca absoluto, con un partido único o absoluto, quiero desarrollar brevemente algo a priori incongruente: la idea de que, antes de llegar a la política, los líderes socialistas/comunistas son, en el fondo, como los grandes líderes liberales si bien, para conseguir poder y dinero, objetivo principal de unos y otros, los primeros lo obtienen a través del Estado, no del emprendimiento y la iniciativa privada, algo nefasto y empobrecedor a medio plazo para lo que dicen defender, la gente.

Completando el análisis de mi último artículo político, en el que trato de justificar cómo el comunismo/socialismo es un regreso al absolutismo pero en vez de con un monarca absoluto, con un partido único o absoluto, quiero desarrollar brevemente algo a priori incongruente: la idea de que, antes de llegar a la política, los líderes socialistas/comunistas son, en el fondo, como los grandes líderes liberales si bien, para conseguir poder y dinero, objetivo principal de unos y otros, los primeros lo obtienen a través del Estado, no del emprendimiento y la iniciativa privada, algo nefasto y empobrecedor a medio plazo para lo que dicen defender, la gente.

Los líderes del primer liberalismo del siglo XIX (llamémosle clásico) creaban grandes compañías pagando sueldos de subsistencia dentro de unas condiciones laborales penosas. Es decir, el objetivo y ambición de aquellas personas era hacerse rico y tocar poder, si bien, creando empresas y creando riqueza que no repartían. En un mundo en el que no existía todavía un Estado del Bienestar se generaban unas desigualdades terribles entre la nueva casta gobernante y el pueblo, semiesclavizado, que no disfrutaba de la riqueza que generaban los empresarios.

He aquí que en el seno de este nuevo e injusto mundo recién industrializado comienzan a surgir las primeras ideas colectivistas (socialismo, comunismo,…) las cuales, en el fondo, no dejan de ser el negativo del liberalismo clásico, un instrumento de poder de una (otra) élite, pero utilizando diferentes métodos.

Los líderes del comunismo/socialismo (el actual también), al igual que la élite de los grandes empresarios, tienen una ambición desmedida de poder y riqueza pero con un grave defecto que contamina todo su sistema. Su gran mediocridad personal y su incapacidad para emprender les obliga, muchas veces en grupo, a alcanzar, en primer lugar y como requisito inexcusable, el poder público (ya sea a través de elecciones o de modo violento) para, a través de él, conseguir el poder y la riqueza que ansían. Una vez llegan al poder, dejan de pensar en quienes les votaron y en los desfavorecidos, comienzan a matarse política o literalmente entre ellos y comienzan a aprovecharse de lo público, esquilmándolo en su provecho y, debido a su gran mediocridad y a su incapacidad de generar riqueza por ellos mismos, prohíben que nadie ose competir con lo público (con ellos, vamos), monopolizando la economía y, en el peor de los casos, la propiedad privada y, por supuesto, imponiendo una  manera de pensar en la población para que nadie haga sombra al amado líder y al partido único (único lugar donde los que quieren medrar y vivir con privilegios pueden y deben estar). Y esto, básicamente, es el comunismo/socialismo. Un sistema donde los menos buenos pero muy ávidos de poder y riqueza se refugian para obtener ambas cosas, aun a costa del pueblo y la gente a la que dicen defender a la cual sumen en la pobreza y la represión.

En definitiva, liberalismo clásico y socialismo/comunismo son lo mismo en cuanto al objetivo de sus líderes, poder y riqueza, si bien sus formas para conseguirlo varían radicalmente y aquí es donde reside el triunfo ideológico, económico y moral del sistema liberal (el cual desgraciadamente no ha llegado a España en su plenitud perseguido por Iglesia, izquierda, franquismo,…) una vez superada la profunda crisis del 29 (que demostró que el Estado debe intervenir en la economía y mercado distribuyendo la riqueza a través de prestaciones y servicios sociales), que defiende y potencia la generación de riqueza (+ riqueza = + empleo = + impuestos = + prestaciones sociales), la propiedad privada y la libertad, principios éstos que generan sociedades más prósperas, dinámicas, libres y felices. No es el sistema perfecto pues eso es imposible por principio pero es el mejor sistema que el ser humano ha ideado y el socialismo, en sociedades que se respetan y quieren ser libres y ricos, no puede tener cabida. Andalucía parece que se ha dado cuenta (si bien el PP no es solución alguna para Castilla La Novísima, algo que analizaré en un futuro artículo en el que expondré por qué, a mi modo de ver, la derecha en este país -tradicional, cacique y estatalista- no es realmente derecha en lo económico, aunque creo que ya lo he dicho…).