Zaragoza ya tiene en su poder los siete cascos celtíberos expoliados en Aranda de Moncayo

Para el director del Museo de Zaragoza, Isidro Aguilera, esta recuperación es "un ejemplo de la cooperación administrativa"
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Aragón ya tiene en su poder los siete cascos de origen celtíbero fechados entre los siglos VI y III a. C. Ahora, los cascos van a ser estudiados para conocer su estado real de conservación y se prevé que puedan estar de cara al público en torno al mes de abril, cuando el Museo de Zaragoza, lugar en el que van a alojarse, abra sus puertas tras una reforma integral.

Estos ejemplares, para el presidente de Aragón, Javier Lambán, “ponen de manifiesto la extraordinaria riqueza de la Comunidad”. Antes de los romanos, ha recordado, “Aragón era una tierra culta, no de bárbaros, de la que por suerte tenemos muchos restos”. Además el presidente de Aragón ha anunciado que en un plazo de dos a cuatro años se compromete a “poner en valor” la riqueza celtibérica de esta tierra.

El director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Román Fernández-Baca ha recordado como hace 30 años estas siete piezas “salieron ilegalmente de Aragón y hoy están aquí, de donde nunca debieron haber salido”. Para Fernández-Baca, “hoy es un día de emoción al poder entregar al pueblo de Aragón su propio legado”.

Para el director del Museo de Zaragoza, Isidro Aguilera, esta recuperación es “un ejemplo de la cooperación administrativa y una fortuna que este magnífico legado llegue hoy aquí”. Estos cascos, ha añadido, “representan un hito histórico raro y extraño y hoy la sociedad va a recibir el esfuerzo que ha habido detrás de el gran esfuerzo por recuperarlo”.

Según ha reconocido el alcalde de Aranda de Moncayo, “el pueblo está revolucionado”. “Tenemos un museo adaptado con todo tipo de alarma y seguridad y esperamos que algún día estos cascos vayan a para allí”, ha dicho.

El expolio

Varios investigadores alertaron al Ministerio de Cultura sobre el posible expolio de un yacimiento celtibérico y, aunque las sospechas del expolio no pudieron acreditarse inicialmente, se puso toda la información en manos de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional para que se iniciasen las acciones judiciales pertinentes. El Juzgado de Instrucción nº 35 de Madrid abrió diligencias previas, aunque la causa se archivó en 2011.

Las investigaciones continuaron y, finalmente, la colaboración del entonces Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el Gobierno de Aragón, la Fiscalía de Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico y la Guardia Civil, culminó en marzo de 2013 en la operación Helmet I, con la detención de uno de los autores del expolio y la intervención en su domicilio de 4.000 piezas arqueológicas. Cinco meses más tarde se cerraba la operación Helmet II, que detuvo al segundo autor del expolio, y logró la incautación de 2.000 piezas arqueológicas más.

Los dos detenidos fueron condenados en julio de 2018 por la Audiencia Provincial de Zaragoza a penas de cárcel y multas, así como a la entrega y adjudicación a España y a la Comunidad Autónoma de Aragón de todos los bienes arqueológicos intervenidos. La investigación de las piezas incautadas permitió acreditar la procedencia de los cascos celtibéricos que habían aparecido a la venta en las subastas europeas para iniciar así un trabajo de recuperación que sigue abierto, con el objetivo de lograr la devolución para España de los ocho cascos aún sin localizar.

Arátikos, la ciudad celtíbera

Los siete cascos devueltos este viernes proceden de la ciudad celtíbera de Arátikos, erigida en la Edad del Hierro y destruida por el ejército de Roma entre los años 74 a 72 antes de Cristo, con motivo de las guerras sertorianas que también acabaron con Numancia. Este asentamiento se situaba en el llamado Cerro de Castejón, sobre la localidad de Aranda del Moncayo, en Zaragoza.

Desde finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo XX, la necrópolis fue expoliada de manera sistemática por dos vecinos que llegaron a reunir una extraordinaria colección de piezas metálicas celtíberas correspondientes a la edad del Hierro.

Entre los hallazgos se encontraban restos y fragmentos de un lote de 18 cascos celtíberos de factura hispano-calcídica que fueron exportados ilegalmente al extranjero por los autores del expolio con la colaboración de un anticuario español, residente en Suiza. Dos de esos cascos se vendieron en Londres, otro en Hong Kong, y los 15 restantes fueron adquiridos por el alemán Alex Guttmann en Berlín, considerado el mayor coleccionista privado de armas antiguas del mundo, quien incorporó las piezas a su colección hasta su muerte.