El Real Zaragoza sabe sufrir y se lleva tres puntos de oro ante el Mirandés (1-0)

Zapater ejerce de capitán nuevamente. Foto: Real Zaragoza/Tino Gil
photo_camera Zapater ejerce de capitán nuevamente. Foto: Real Zaragoza/Tino Gil

Venció como debía hacerlo el Real Zaragoza en una auténtica final, aunque fuese por la mínima (1-0). Victoria con sabor a algo más que tres puntos. Los maños supieron sufrir ante el Mirandés, sobre todo porque fallaron más de lo debido. Peybernes adelantó a los locales, que erraron un penalti en el tramo final para sentenciar y tuvieron que sobreponerse a un descuento de seis minutos.

Volvían los maños a La Romareda con la victoria como imperativo categórico. Los elegidos para tratar de hacerlo estaban protegidos por Cristian en portería y Vigaray, Peybernes, Jair y Nieto en línea de cuatro. El centro del campo era para Zapater y Eguaras, con Chavarria y Bermejo en bandas. Arriba, Alegría y Narváez. En el Mirandés, destacaban Víctor Gómez, Iván Martín y Cristo González.

Habían transcurrido cuatro minutos cuando el capitán zaragocista robaba y arrancaba la cabalgada. La daba a Narváez, que filtraba el pase entre líneas. Sin embargo, recortó por dos veces y el cuero golpeaba en un rival para marcharse a córner. La cosa no quedaría ahí, porque al botarlo, el balón se paseaba, Vigaray no llegaba, y Cristo la enviaba a córner en el otro lado. Y llegaría el estreno de Peybernes. Bermejo la ponía cerradita, perfecta, y el central francés, con el abdomen, anotaba el 1-0 en el municipal.

Antes del primer cuarto de hora, Vivian mantenía un duelo con Chavarria en el que daba un codazo en toda la cara al zaragocista, que se retiraba sangrando. Como consecuencia, Trujillo Suárez no tenía duda de que había que pitar falta. Pero para sorpresa de todo el zaragocismo, era a favor del Mirandés. Los burgaleses a partir de entonces dominaban a la perfección el encuentro, y el Real Zaragoza se limitaba a aplicarse en defensa y tratar de hacer una contra.

Duraba muy poco el cuero a los maños, que se desgastaban demasiado para llevar media hora de juego. Víctor Gómez remataba desde la frontal un balón que no despejó Chavarria, pero la respuesta llegaba por medio de Zapater. Vigaray se marchaba con un autopase cautivador y el de Ejea, solo, recibía un pase de la muerte que estrellaba en la cara de Lizoain. Y en el 40, Eguaras la cedía a las manos del arquero, de nuevo solo.

Antes de marcharse al descanso, los maños se llevaban un susto agónico con dos intervenciones de éxito de Cristian. Sin embargo, la jugada estaba anulada por claro fuera de juego. Así se llegaba al entretiempo, con un Real Zaragoza que tuvo las más claras, pero ante un rival que dominaba el cuero y había generado llegadas.

Segunda mitad de infarto

Las fuerzas seguían de lo más equilibradas en el segundo tiempo. Ocasiones por ambas partes con mala definición, con Álex Alegría como protagonista para los maños. El cuero seguía siendo para el Mirandés, y de vez en cuando se acercaba con peligro. Peybernes y Jair no podían perder la concentración un solo segundo porque no hacían más que despejar balones colgados.

Volvía Francho al terreno de juego tras arrojar dos test negativos en detrimento de Zapater, que había cuajado un partido bastante notable. Los maños parecían recuperar terreno, también debido a que los visitantes asumían el riesgo. Y he aquí que Francho protagonizaba una gran jugada, dejaba para Chavarria y el balón golpeaba dentro del área en la mano de Víctor Gómez. Penalti para el Real Zaragoza en el minuto 77. Eso sí, como había que poner a prueba los corazones maños, Álex Alegría lo enviaba al larguero.

Se dedicaba a aguantar el conjunto maño, que había desperdiciado una ocasión de oro para sentenciar. Se quedaban algo desubicados tras el fallo, pero salvaban poco a poco los muebles. A punto estuvieron entre Sanabria, Francho y Azón de hacer el segundo. Perdonaba esta vez Chavarria. Había que aguantar seis minutos más de descuento. Pero se hizo. Se vencía y el Real Zaragoza daba un paso más ante el Mirandés para lograr el objetivo de la salvación.

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