Crimen del Badoo: el acusado deja "para más adelante" desvelar "cómo Candy mató" al empresario vasco

Los dos acusados, ya condenados, declarando en la Audiencia Provincial de Zaragoza // Foto: Laura Trives
photo_camera Los dos acusados, ya condenados, declarando en la Audiencia Provincial de Zaragoza // Foto: Laura Trives
Un cadáver y "dos dominicanos" misteriosos. Es en lo único en lo que han estado de acuerdo los dos acusados, Hedangeline Candy y Mohammed Achraf, supuestos miembros de la “Banda del Badoo”. Este lunes ha empezado el segundo juicio a esta banda, asentada en un polígono de Pedrola, que durante el verano de 2019 cometió tres robos a tres hombres atraídos por los encantos del perfil de una chica llamada “Dulce Ángel” en la página de contactos Badoo. Una vez se producía el encuentro, los hombres eran desvalijados violentamente. Entonces, un empresario vasco fue asesinado y, según defiende la Fiscalía, fue enterrado con vida en un paraje de Pedrola. Los dos acusados se han culpado mutuamente de la muerte del empresario. Mohammed dice que fue Candy, pero “que prefería no contarlo y esperar a más adelante”. Ella mientras tanto ha declarado que fue suplantada en Badoo y obligada a quedar con sus víctimas minutos antes de ser abordados para robarles. Por este crimen, ocurrido a principios de septiembre de 2019, podrían enfrentarse los dos acusados a la prisión permanente revisable, tal y como solicita la acusación particular de la familia del empresario vasco fallecido, ejercida por la letrada Estefanía Rojas. La Fiscalía pide 25 años de prisión para cada uno y una indemnización de 121.800 euros para la familia. La decisión final recaerá en un jurado popular. Candy, el supuesto gancho online para los hombres, ha declarado esta mañana, por primera vez sobre la muerte del empresario vasco, y ha defendido ser una víctima más de Mohammed, del que también ha renegado que fuese su pareja. “Yo soy una víctima más, amenazaron a mis hijos”. La mujer ha explicado que se le ofreció cuidar a sus hijos por 500 euros y que al principio todo era “perfectamente normal” hasta la llegada de "dos dominicanos". En ese momento, según ha dicho, llegó su calvario. “Cuando llegaron los dominicanos cambió todo, era otra persona, me maltrataba, me golpeaba y me amenazaba en todos los sentidos”, ha afirmado. Candy ha continuado diciendo ante el tribunal del jurado que “jamás chateó en Badoo” y que fueron Mohammed y los dos dominicanos los que usaron su imagen para atraer a hombres hasta la comarca de la Ribera Alta del Ebro. También ha explicado que estaba “retenida, secuestrada y empastillada” en la nave y que solo salía de casa cuando lo hacía con él. Con este crimen y con los otros robos, ha defendido que “le obligaron a esperar parada en la estación de tren de Luceni” y que ella solo sabía que “le iban a robar el coche”. “Lo único que diré al jurado es que esta persona no puede salir a la calle otra vez. Estoy de acuerdo que lo condenen a la pena de prisión permanente revisable, es una persona malvada, dañina. No saben el daño que me ha hecho, me ha violado muchísimas veces. Es una persona muy mala”, ha finalizado Candy. "Tuve miedo de que me matase" Mohammed Achraf ha declarado que, una vez que Candy mató al empresario vasco, “temió que lo matara, tenía una vida fría y normal”. Con estas palabras ha culpado Achraf a la que fue su expareja aquel verano de 2019 cuando se cometieron los robos y el asesinato. El acusado ha declarado que "tuvo miedo de que lo matase como hizo con el viejo". Sin embargo, este varón ha culpado a Candy de ser ella la que urdía los planes para cazar hombres y que él estuvo “más o menos” implicado en los robos, pero nunca “los planeó”. Los dominicanos, el denominador común que comparten ambas declaraciones, estarían ahora del lado de Candy. “Lo hacía por ella, era mi pareja. Yo iba con idea de salvarla, pero después de lo que he escuchado, que cada uno se coma su marrón”, ha continuado. Para finalizar, Achraf ha declarado saber cómo Candy mató al empresario vasco. Sin embargo, como en una serie de televisión, ha preferido no contarlo “y dejarlo para más adelante”.