Los forenses descartan el brote psicótico como motor del asesinato de Katia

El juicio continuará mañana en la Audiencia Provincial de Zaragoza // Foto: Laura Trives
photo_camera El juicio continuará mañana en la Audiencia Provincial de Zaragoza // Foto: Laura Trives
Los forenses descartan que Rubén C.P. sufriera un brote psicótico cuando acabó con la vida de su expareja Katia en mayo de 2021 en el barrio de Las Fuentes de Zaragoza. Sin embargo, la defensa ha alegado la existencia de un informe, expedido en 2016 de un centro de salud de Zaragoza, en el que se demuestra que el acusado padecía esquizofrenia. Los forenses desconocían este documento ya que en el momento que realizaron su informe sobre el acusado, no había llegado al juzgado. Los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) han declarado esta mañana que, tras entrevistarse con el acusado, descartan que padeciese esquizofrenia y por lo tanto, sufriese un brote psicótico cuando asestó las 64 puñaladas a Katia. Han descartado esta enfermedad por, según han dicho, porque el acusado tenía memoria selectiva: “Recordaba todo lo que había pasado justo antes y después del crimen”. Los médicos consideran que una persona que sufre un brote psicótico “rompe su estructura y deja de actuar normal” y creen que el acusado, después de matar a Katia, se asomó al balcón para tirarse y dijo “que no le iban a meter 30 años a prisión y que llamaran a su padre”. Actos que creen los médicos que no corresponderían a un brote psicótico. Además, han apuntado que un episodio de este tipo no se le hubiera pasado tan rápido. “En diez minutos no desaparece un brote psicótico. Necesitan tratamiento psiquiátrico y la sedación completa del sujeto”, ha explicado una médico. Sin embargo, sí que creen que se pueda aplicar al acusado una merma leve por consumo de drogas ya que, según les dijo en la entrevista que mantuvieron con él un mes después del crimen, había consumido alcohol y drogas. Han continuado que el acusado actuó por celos, tal y como les comunicó, y después cambió de parecer y dijo que había sido por drogas. No se le pudo hacer una prueba de alcohol ni drogas ya que después de intentar suicidarse y sobrevivir estaba impedido y no se le podía hacer la prueba al no tener su consentimiento. Han añadido que puede “seguir en prisión recibiendo tratamiento”. Las psiquiatras del hospital Miguel Servet que lo atendieron han coincidido en que no era esquizofrénico ya que esta enfermedad “incapacita para hacer una vida”. En contraposición con todo lo expuesto, un médico propuesto por la defensa, ejercida por Carmen Sánchez Herrero, ha diferido de todo lo anterior y ha apuntado a que Rubén sufre de esquizofrenia paranoide y que en el momento del crimen estaba en pleno brote psicótico. Este profesional se ha basado en varios documentos, incluido el informe del 2016 en el que se le diagnosticaba esta enfermedad, y los audios que mandó ese día a su padre en los que, tal y como declaró ayer este último, decía que “había resucitado y que les habían robado cinco millones de euros”. También, a preguntas del abogado de la DGA, José Luis Gay, ha explicado que nunca ha tenido contacto con él. Le atacó por la espalda Los médicos, también del IMLA y que realizaron la autopsia a Katia, han destacado la violencia de las lesiones que presentaba. Fueron 64 las puñaladas que recibió Katia, siendo las más mortales las que realizó en el corazón, los pulmones, el hígado y la arteria iliaca. Además, según han considerado, el acusado atacó a la víctima por la espalda. “Cuando tenemos lesiones por la espalda y las más vitales están por delante, lo razonable es pensar que las que están en la espalda son las primeras y que luego vienen las demás", han continuado. Por último, han expresado que la “intensidad traumática” del ataque llegó incluso a que uno de los cuchillos empleados se doblase tras chocar contra un hueso. Mañana continúa la sesión con la lectura de las calificaciones finales y con la entrega del veredicto al jurado popular.