Una más que dice adiós al Casademont Zaragoza femenino. En esta ocasión se despide Gracia Alonso de Armiño, una leona del cuadro zaragozano. Elegir trabajo como esa palabra que le identificó en la Copa de la Reina no fue casualidad. Esa capacidad de esfuerzo, de intensidad, de carácter, de garra y rasmia son valores que han representado a la perfección la estancia de la jugadora vizcaína en Zaragoza. Por eso cuesta mucho despedir a una persona que se ha ganado el cariño y el respeto de todos. Y más cuando lo hace a ritmo de poesía.
Llegó a Zaragoza desde Kutxabank Araski y muy pronto comenzó a dejar su seña en el equipo y en la afición. Siempre fue capaz de adaptarse al rol que el equipo necesitaba de ella en cada momento. Desde el banquillo o en el cinco inicial, desde la defensa y el rebote hasta los triples decisivos. Siempre se ha podido contar con Gracia, como en ese triple que nunca olvidaremos en la final de la Copa de la Reina. Un ejemplo de unión para un equipo que siempre supo superar los momentos difíciles.
“No veía el momento de que llegara. A mi querida Marea Roja, un ¡Hasta Pronto! Nuestros caminos se separan, ha sido un placer coincidir”, comenzaba. A partir de ahí, comenzaban sus emotivísimos versos que a más de uno le harán saltar las lágrimas.
“Todo y nada que explicar – yo jamás te olvidaré, -Todo cambia y sigue igual, – y aunque sea diferente, – siempre el mismo Mar.
Tú acuérdate también de mí, – Nunca se para de crecer, – nunca se deja de morir #RASMIA”.
Gracia ya forma parte de un equipo que ha hecho historia, y por ello, desde la entidad quieren “agradecerle profundamente su profesionalidad y dedicación y le deseamos lo mejor en su camino”. En especial, “en su cita con la Selección Española de 3×3 que comparte con Helena Oma”.