Nos lleva por donde quiere

Y aquí le tenemos activo desde hace varios meses, infectando a todo el mundo por ser uno de los desconocidos coronavirus, que ha obligado a los expertos sanitarios a estudiar qué vacuna podrá evitar que se lleve consigo la vida de cientos de miles de seres humanos, muchos de los cuales de edades avanzadas, crónicos y con patologías en tratamiento.

Se decía que el virus decaía con temperatruas elevadas y no ha sido así, y ahora se “anima”, otra vez entrado el otoño, con una virulencia mucho más rápida pero de menor gravedad, restándonos tiempo a reaccionar ante su nueva embestida.

Ahora, en esta segunda andanada infecciosa, nos está obligando a tomar medidas públicas mucho más severas y con el fín de mitigar la afluencia de enfermos a las UCIS y no saturar los ingresos en los hospitales, que a día de hoy, sus residentes sanitarios temen volver a revivir la primera experiencia de esta pandemia.

Preocupa la incidencia política en las decisiones sanitarias y las informaciones contradictorias que día a día se difunden por los medios, desconcertando al gran público que este problema sea objeto de luchas entre partidos políticos, quienes hoy dan más importancia a la economía que a esta terrible infección.

No hay duda que muchos negocios se van a ir al traste porque deben seguir las directrices impuestas desde el gobierno y autonomías, aunque se espera que ellos ayuden económicamente a estos sectores que inevitablemente se manifiestan para llamar su atención.

Una cosa sí es muy cierta, y es que este “bicho” no parará hasta que sus víctimas, “todos nosotros”, practiquemos insistentemente mucha disciplina sanitaria y social, esperando que nuestro sacrificado comportamiento y la eficacia de una vacuna definitiva, consigan colocarlo donde nunca debiera de haber salido.

Lluís Vinuesa Serrate