La avaricia pudrió el lúpulo... pa qué

Leí recientemente en Internet sobre una marca referente a nivel mundial de cerveza. Esta marca había contratado como referencia publicitaria a una transexual y había perdido, a causa de la realización de una mala publicidad, cerca de 5.000 millones de euros. Esto me llevó a indagar por redes sociales, pese a que no soy consumidor de alcohol.

En España y debido a nuestros malos gobiernos, al hombre en general y por nuestra condición biológica sexual se nos señala como violentos. Se lo dice un hombre que en ocasiones evita discutir con mujeres para evitar falsas situaciones negativas en mi persona. Y debido a que es un tema muy actual, muchos hombres hablamos al respecto y todos tenemos temor de recibir falsas denuncias.

El hecho que esta empresa a nivel mundial, quizás no sea así, haya contratado a una transexual como única referente de su marca, de forma no intencionada, transmite, tras la aprobación de la Ley Trans, que los hombres nos feminizamos y dejamos de ser violentos porque ya no somos hombres. Les parecerá una estupidez, pero he estado muchos días leyendo comentarios en Facebook, periódicos, etc, y son todos negativos y de enfado por parte de hombres y también de mujeres.

Yo lo veo desde el punto de vista social, como les indico yo no bebo alcohol por su sabor ácido, pero me permite analizar este tipo de publicidad desde un punto de vista diferente y de observación de hombres y mujeres bebedores de la marca. Respecto al punto de vista de las mujeres, no se identifican con dicho género porque al desconocer si tienen órganos sexuales masculinos o no, o simplemente no tiene sentimientos de mujer, la o lo rechazan. Y el hecho de hayan contratado a una activista LGTBI, que transmite con su lenguaje corporal movimientos muy forzados y de actuación irreal, ayuda menos su aceptación. No son pensamientos de personas que discriminan sino que empresas y gobiernos intentan introducir la aceptación de la transexualidad sin tener en cuenta el pensamiento de todas las personas.

Durante un tiempo, he revisado decenas y decenas de mensajes de personas, ante la circunstancia de ser creyentes. Gran parte rechazan a estas personas tan importantes como el resto de géneros, seguramente por desconocimiento, pero su opinión y decisión son importantes. No por ello no las consideren sus iguales y dignos de ser hijos de Dios. Pero su cultura y sus creencias no se deben forzar. Mucho menos por cuestiones económicas o de adoctrinamiento, hay que entender que mucha gente, incluido yo, o no tiene trabajo o no llega a final de mes, y ver ese tipo de anuncios que no representan nuestras vidas cotidianas producen rechazo.

Es lo mismo que una conocida marcas de cereales que integra como personajes a africanos. Yo no soy racista, pero no me identifico con ellos, pero no significa que no tenga amigos o vecinos afros. Sin embargo, percibo con tintes económicos que intentan forzar mi aceptación por esta cultura y no debe ser así. Prefiero ver distintas razas comiendo juntos en una mesa que una sola de la que no me sienta identificado.

Sinceramente como solución, deberían realizar un único anuncio que represente actividades cotidianas con diferentes o iguales escenarios representativos de distintos géneros sexuales y razas, inclusive personas LGTB. De esta forma, no fuerzan ni obligan a pensar que nos debemos aceptar porque sí, sin tener en cuenta todas las partes sociales implicadas en una perfecta convivencia ciudadana. De hecho, sólo han hecho con su ceguera encender la mecha de la discordia y el enfrentamiento social.

Todos unidos somos iguales de importantes.

Jorge Juan Bautista Solano