Carrera de la Mujer y premio

En estos tiempos que corren no es bueno ser hombre y, según a veces, tampoco mujer. Se ha entrado en una espiral esquizofrénica sobre los derechos de la mujer y su equiparación con el hombre, cuando esto nunca se dará afortunadamente.

Somos seres distintos, aunque complementarios, cada uno con sus cualidades y capacidades, por mucho que se empeñen en el Ministerio de Igualdad en unas facetas es mejor la mujer y en otras el hombre y no pasa nada por ello.

Se han empeñado en la imponer la paridad por la fuerza y esto es imposible, ¿por qué no dejan que cada uno elija libremente lo que desee hacer? En la sanidad, docencia o en la universidad hay más mujeres que hombres; sin embargo, en la construcción, transportes o las fuerzas de seguridad del Estado hay más hombres, ¿pasa algo por esto? No, dejen que cada uno elija su destino y punto.

Después de esta introducción, todo esto viene a colación de la reciente Carrera de la Mujer celebrada en Madrid. Todo el follón viene porque a la primera clasificada le dieron una Thermomix como premio y claro las radicales estallaron porque consideraron que el premio era machista, cuando realmente lo entregaba uno de los patrocinadores de la carrera, que no entiendo por qué se excusó. Una empresa patrocina y pone unas condiciones en su patrocinio, en este caso dar visibilidad al producto que vende. Estoy seguro de que si le hubieran dado una motosierra o un juego de herramientas también habrían protestado y es que va en el ADN de estas feministas de salón el no estar conforme con nada, ni nadie.

Agustín Aznar Sánchez