A veces los buenos consejos transmitidos por los políticos de nuestro país o por los miembros de la comunidad Europea, que en un principio parecen buscar el bienestar del ciudadano de a pie o de nuestro planeta, tienen un oscuro trasfondo de imponer obligaciones definidas a la perfección. Cuyo único objetivo es moverse por intereses económicos o de apoyo a empresas oligarcas que abanican al Estado a cambio de favores. 

Se ve perfectamente con el bombardeo continuo de anuncios, charlas y todo tipo de charlatanerías que hablan y hablan de la necesidad de salvar el planeta de la contaminación y también proteger el medio ambiente que nos rodea. Yo me pregunto, ¿por qué no lo hicieron antes? Es de tontos pensar que al Estado le importa nuestro entorno cuando en mi caso llevo desde los 18 años oyendo y oyendo que hay que cuidar nuestro planeta y no han hecho nada hasta ahora. Sólo publicaciones y publicaciones en cuya producción o distribución siguen contaminando más el mundo.

Y ahora tengo 52 años, y sigo escuchando explicaciones y explicaciones sin sentido real. Sin embargo, no pueden darnos lecciones de nada, porque llevamos años, millones y millones de personas, reutilizando envases de yogures, de alimentos preparados, botellas de plástico, botes de cristal de lácteos, de agua y todo aquello que nos sirva para ahorrarnos dinero, dándoles múltiples utilidades. Por otro lado, yo como lo que compro y venden. Yo no tengo la culpa si una vaca defeca, orina o se echa una flatulencia sonora o no, y contamina el mundo. Si como lechugas, frutas o verduras seguro que contamina. Entonces que como de memoria o de sueños. Dudo que los políticos no coman carne, pescado, vegetales, alimentos delicatessen… Ellos seguro que no les importa mucho contaminar el mundo, si utilizan a tope, los aviones, aires acondicionados, casoplones… Y además me imagino que los fajos de billetes que les caen por arte de magia en las manos y les gustan mucho, contaminarán durante su fabricación y posterior uso.

Yo sé perfectamente que no debo tirar chicles o cualquier desperdicio a la calle, basura al campo, al río, a la montaña, al mar, muebles viejos, posiblemente lleno de chinches, a la calle. Quién lo hace es un incívico o un «guarreision». Pero parece ser que es necesario crear cursos de formación o empresas para informarnos que no hay que hacerlo, lógicamente previo cobro de una sustanciosa subvención. Sino hay dinero subvencionado, no hay necesidad de informar de lo importante que es cuidar el mundo. Y por qué en vez de gastar millones de euros en pines, panfletos, bolígrafos, hojas informativas, no contratan a pescadores o empresas especializadas para recoger plásticos o residuos del mar, de la montaña o de los ríos. Además, yo no tengo la culpa de que llegue allí mi basura. Yo la dejo en el cubo de basura todas las noches en mi calle y no conozco su trazabilidad.

O por qué se empeñan en que compremos coches eléctricos para no contaminar. Es que las baterías u otros componentes electrónicos no contaminan el mundo. Fabricar electricidad no contamina el mundo. Por qué sigue siendo África el vertedero de basura tecnológica, textil…

Por qué tengo que estar cada cierto tiempo comprándome ropa, teléfonos o cualquier otro producto tecnológico, si en su fabricación se utilizan productos altamente nocivos para la tierra. Por qué machacan a los agricultores, ganaderos o a cualquier noble criador de animales con utilizar productos no contaminantes para su uso. 

Y dejan entrar millones de productos alimentarios de países en desarrollo llenos de pesticidas y otras sustancias peligrosas.

 En definitiva, que se dejen de milongas y no nos traten como tontos, tontas o tontetes.

Aunque desgraciadamente me temo que a este paso nos multarán por la calle por echarnos algún inesperado pedete, ya que contaminan la atmósfera. Yo por si acaso respiro muy poco desde que me levanto hasta que me echo a dormir para exhalar menos CO2. Orinar o hacer popo, unas migajas.

Incluso no podremos hacer nuestras necesidades en el campo. Para ello habrá que llevar empapadores o tapones homologados por la comunidad Europea.

Jorge Juan Bautista Solano

LO MÁS VISTO

TE PUEDE INTERESAR