El enemigo en casa

El que un artista sea un gran profesional en su especialidad no garantiza que sea igual de excelente cuando cambia de medio. Me explicaré. Un escritor de novelas de reconocido prestigio no tiene garantizado que, si adapta su obra al cine, haga un buen trabajo. Un actor que haya realizado la interpretación de su vida en una película puede corromper su trabajo si, por ejemplo, asume poner su voz cuando se dobla la película a otros idiomas. Y si no que se lo digan a Antonio Banderas en trabajos como Asesinos de Richard Donner. Banderas con buen criterio decidió dejar esa labor a un profesional como Salvador Aldeguer que además tiene un tono similar de voz que el malagueño, y solo ha retomado excepcionalmente el doblaje en la saga Shrek. Afortunadamente, en esta teoría hay honrosas excepciones.

Miguel del Arco es un prestigioso actor, autor y director teatral que estrena ahora su primera película como director. No se puede decir que haya sido una decisión imprudente pues a sus espaldas tiene varios trabajos como director en Televisión y cortometrajes. Y no ha salido nada mal parado, sobre todo porque que Las Furias es una obra bastante ambiciosa.

La primera escena de la película, con un tono especialmente jovial, nos presenta a la familia de marras, los Ponte Alegre. “Cuando alguien hace algo contra la familia, se introducen en su mente como un veneno. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que uno hace con los suyos. Nunca sale gratis”. Estas palabras que pronuncia el personaje de José Sacristán, define el significado de la figura mitológica de Las Furias. El desencadenante de la trama lo provoca sin querer el personaje de Marga, la matriarca del clan, que reuniendo a sus hijos para comunicarles la relación que tiene con una persona, acaba anunciando la (falsa) venta de la casa de campo familiar, lo que abrirá la caja de los truenos y removerá todo lo bueno y lo malo que ha arrastrado esa familia durante muchos años.

El primer tercio del film nos describe los personajes y su situación vital. La alegría del inicio ha desaparecido. Del Arco no solo los dirige magistralmente sino que con su pluma escribe unos diálogos afilados que son pronunciados por los actores como puntas de flecha envenenadas. El fin del amor, la distancia entre padres e hijos, la decepción profesional, el rencor, el dolor por los hijos…todo es muy intenso. El autor pone ya el listón muy alto en este tramo inicial.

A pesar de que el grueso de la trama es la reunión familiar en dicha mansión como despedida ante la anunciada venta, Del Arco no se rinde a encerrar la historia entre cuatro paredes como se esperaría debido al origen teatral de su autor. Por la mansión familiar pululan los personajes donde queda demostrado que estamos ante una familia tarada. Y lo digo en doble sentido: Tarada por tara, los hijos no han podido reproducir la imagen paterna, son un pálido reflejo del éxito profesional de aquellos y eso hace mella en su actitud, se consideran en cierto modo fracasados. Y esa sensación de fracaso es inevitable cuando hablamos de la familia, aunque no debería ser así. Y tarada en el sentido de trastornada, pues los dos extremos del clan que son el abuelo y la nieta son dos animales heridos, uno atacado por una cruel enfermedad degenerativa y la otra por un trastorno mental que la convierten en un ser indefenso y peligroso por su imprevisibilidad.

El texto escrito por del Arco corre el peligro de desmadrarse en su tramo final ( no obstante, esta parte es la que saca a mucha gente de la película), y se sostiene gracias a un plantel de actores absolutamente magistral. Dos monstruos de la escena al frente. Primero, José Sacristán, cuya presencia transmite todo tipo de emociones. Como enfermo es capaz al tiempo de vaciar la mirada pero también de encarnar la ternura que transmite un ser débil y la incógnita de lo bueno y lo malo que pudo inocular al clan cuando estaba sano. Desconectado de la realidad pero permanentemente conectado a los personajes que como actor encarnó en el pasado. Y la matriarca, Mercedes Sampietro, una mujer que encara una segunda vida a nivel profesional y afectivo a pesar de su familia que parece rechazar todo lo que hace.

Cassandra, Héctor y Aquiles son los nombres procedentes de tragedias griegas que el magno actor encarnado por Sacristán pone a sus vástagos. Toda una declaración de intenciones. De entre los hijos merece destacar el papel de una Carmen Machi cada vez más al nivel que ha marcado en su trayectoria actrices como Rosa María Sarda, personalidades capaces de hacernos partirnos de risa pero que bordan los papeles dramáticos cuando es preciso. Alberto San Juan es el hijo pequeño, un ser abandonado cuya máxima parece ser morir matando. Y el tercer hijo lo encarna Gonzalo de Castro, el mas positivo de los tres, al menos en apariencia. Sus consortes son Emma Suárez, magnifica y omnipresente en nuestras carteleras este 2016 ( igual que la Machi) y el catalán Pere Arquillue, en un papel que se deja querer. Finalmente, el papel de la nieta es encarnada por Macarena Sanz, un rol delicado y arriesgado por excesivo. No hay que olvidarse tampoco de Barbara Lennie, quien desempeña un personaje con acento argentino de presencia discreta pero de peso en la trama.

Hay que destacar el buen ramillete de canciones que inundan la película, muchas de ellas interpretadas por los propios actores, y que han sido compuestas por Arnau Villa con letras del propio director.

Una excelente, intensa, arriesgada y prometedora opera prima que ofrece una nueva aproximación a las complicadas relaciones familiares, poniendo de manifiesto que tenemos las familia que nos toca tener, lo que no implica que debamos quererla si o si, pero si aceptarla como es. La mayor parte del tiempo nos tiramos los trastos a la cabeza pero la familia es quien está presente en los momentos difíciles. Y las Furias nos habla de todo lo bueno y lo malo que implica pertenecer a un clan.

Texto: Luis Arrechea.

LO MEJOR: La escena de celos en la radio, breve y concisa. Las canciones que interpreta el clan familiar. La mirada de Sacristán, no necesita hablar para expresar. La imagen fantasmal de abuelo y nieta al principio del film.

LO PEOR: La parte final puede tirar al traste con todo lo construido.

VALORACIÓN:

Banda sonora: 8

Fotografía: 7

Interpretaciones: 9

Dirección: 7,5

Guión: 7

Satisfacción: 7,75

NOTA FINAL: 7,7