La vida al revés

Ya lo hemos comentado alguna vez en estas paginas pero es bueno repetir que resulta muy estimulante visitar cinematografías distintas a las que estamos acostumbrados, que son básicamente la americana, la española y quizás la francesa. No solo por ampliar la cultura cinematográfica sino por contemplar otras sociedades, como funcionan, lo que nos acerca y lo que nos aleja, lo moderno y lo antiguo. Y hoy en día el mayor exponente del cine irani es Asghar Farhadi. Formado en el mundo del teatro y de la televisión, mantiene buenas relaciones con las autoridades de su país a diferencia de colegas suyos como Abbas kiarostami. En nuestras pantallas se empieza a conocer a raiz del estreno de su cuarta película, “A propósito de Elly”, pero su consagración definitiva a nivel mundial se produce con “Nader y Simin, una separación”, con la que gana su primer Oscar al Mejor Film en habla no inglesa.

En “El viajante”, Farhadi cuenta la historia de una joven pareja cuya vida se pondrá patas arriba como consecuencia de un hecho inesperado. Intentaré no revelar de qué hecho se trata para no “spoilear” la trama y que, de esta manera, puedan llegar vírgenes a una película sencilla en su inicio que se irá complicando a medida que transcurre la acción.

Como decía, lo primero que sorprende es la visión de la sociedad irani. Una constante del director en toda la película es no juzgar los actos de sus personajes. Ni tampoco lo hace con la sociedad que nos muestra. Por ejemplo, hay una escena en la que el protagonista va en un taxi compartido y una mujer que se sienta junto a él pide parar el vehículo y cambiar su lugar con el joven ubicado en el asiento del copiloto. La escena funciona como muestra de la profunda separación que en el mundo árabe existe entre hombre y mujeres, pero el protagonista, lejos de criticar el comportamiento de la anciana, lo justifica diciendo que quizás esa mujer tuvo una mala experiencia con un hombre en una situación similar. Hay otro momento en el que se plantea acudir a las fuerzas publicas pero varios personajes manifiestan la inutilidad del acto. Farhadi deja constancia de la poca confianza de la sociedad en estos colectivos.

También observamos círculos educativos y culturales. Vemos una clase de literatura, eso si, solo masculina. También asistimos al montaje y representación de una obra de teatro, concretamente, “La muerte de un viajante” de Arthur Miller, cuyo argumento tendrá cierta conexión con los acontecimientos que se suceden.

La película comienza con un largo plano secuencia que vaticina el tsunami que pronto acontecerá en la vida de la pareja protagonista. La tensión inicial evoluciona hacia un drama costumbrista hasta que sucede el hecho inesperado; a partir de aquí crece la tensión dramática pero también se introducen elementos propios del thriller. De esta manera nos encontramos ante una historia de ritmo ágil, que abarca varios géneros, sin tiempos muertos, y por tanto sumamente entretenida.

Precisamente la ultima media hora del film es puro teatro y ahí es donde se vomita todo un catalogo de ideas, de preguntas sin respuesta. Básicamente se habla de los actos de los hombres y de las consecuencias de nuestras decisiones. Los personajes no adoptan la postura oficial frente a lo que acaba de suceder. Movido por unos sentimientos contradictorios, el protagonista intentara dar solución al conflicto de la manera que él piensa que es más satisfactoria, más acorde con la ética y la justicia. Y eso que para él es justo puede resultar catastrófico para otros. Fahardi consigue, sobre todo en este ultimo tramo, que el espectador, que tiene los mismos datos que los personajes, tome postura. Pero estoy seguro que en un segundo visionado del film pueden apreciarse mas matices que nos lleve a cambiar de opinión. La ira contenida, la venganza, el engaño, el arrepentimiento, la compasión, el perdón, la moral… todo se muestra al espectador que decide ( o quizás duda) sobre que postura tomar.

Fahardi ha elegido para la pareja protagonista a dos viejos conocidos de su cine. Shahab Hosseini ya aparece en sus dos films mas importantes y se alzó con el premio al mejor actor en el ultimo festival de Cannes. Interpreta a Emad con contención, enmascarando en todo momento los profundos sentimientos que experimenta y dejándolos aflorar con contundencia solo al final. Un ejemplo de esa contención seria la escena de la cena familiar, que empieza con alegría hasta que un descubrimiento inesperado cambia totalmente el tono festivo de la reunión. Frente a él, Taraneh Alidoosti encarna a Rana, su pareja, un personaje mucho más enérgico y temperamental en principio, que muestra claramente en todo momento su estado de animo.

Quizás no sea tan original como Toni Erdman, ni tan angustiosa como Land of Mine, otras películas candidatas al Oscar esta temporada, pero yo aplaudo la decisión de premiar a este film cuya calidad es evidente, que remueve la conciencia del espectador sin artificios, abre un debate y muestra una visión de la ecuación causa- efecto. Pero sin duda hay muchas más, todo depende de las decisiones que adoptemos en cada momento de la vida.

LO MEJOR: La empatía con Emad, apoyemos o no su comportamiento. Las escenas en el teatro, otro film en si mismo. Los múltiple vías de discusión que plantea.

LO PEOR: La constatación de la distancia entre géneros en la sociedad Iraní.

Texto: Luis Arrechea.

VALORACIÓN:

Fotografía: 7

Interpretación: 8

Dirección: 9

Guion: 9

Satisfacción: 8

NOTA FINAL: 8,2