Una mujer invisible

Que Bélgica no se encuentra entre las grandes potencias del cine Europeo es algo que no se le escapa a cualquier amante al cine. Un país donde el año pasado se realizaron 125 películas se encuentra muy lejos del numero de producciones que se producen en Francia, Alemania o Reino Unido, incluso nuestro país casi triplica el numero de trabajos cinematográficos. Aun así, cada año nos llega alguna obra que conquista al público: ‘Alabama Monroe’ de Felix Van Groeningenen brilló en 2013 en las carteleras de todo el mundo, e incluso fue nominada al Oscar (para muchos era la que más calidad tenía). En 2009 nos llegó con un reparto internacional, Las vidas posibles de Mr. Nobody realizada por Jaco Van Dormael y sin irnos muy lejos el año pasado nos encontramos también con la divertidísima y original El nuevo Nuevo Testamento, también dirigida por Jaco Van Dormael. Aunque el cine en Bélgica tiene un nombre, bueno para ser más exactos dos, Jean-Pierre y Luc. Nos estamos refiriendo a los hermanos Dardenne, como son conocidos en el mundo del cine.

Los hermanos Dardenne son sinónimo de buen cine, de cine social y comprometido. Basta recopilar sus últimos estrenos y leer sus sinopsis, para darse cuenta que la posición en la industria del cine que ellos han adoptado ha sido la de contarnos historias cotidianas, lejos de espectáculos y glamour: Dos vidas y una noche, Rosseta, El niño de la bicicleta, son claros ejemplos de esto que comentaba. Su última producción ha tardado casi seis meses en llegar a nuestras pantallas, a pesar del empujón que supuso su paso por el festival de Cannes, además ‘La chica desconocida‘, fue nominada a mejor película Europea en los Cesar de la academia Francesa.

Los Dardenne nos sitúan en una ciudad del entorno de Lieja, uno de las grandes núcleos de población en Bélgica. En ella, Jenny Davin (Adèle Haenel) trata de hacer carrera y encontrar un hueco en su profesión. La Dra. Davin ejerce la medicina y de momento se ha hecho cargo de una pequeña consulta privada de un conocido y reconocido doctor situada en un barrio donde sus habitantes tratan de sobrevivir día a día. Un barrio humilde donde la pobreza, la marginación y la inmigración están a la orden del día. Sin embargo ella es feliz, es una persona que disfruta con lo que hace, tiene un enorme sentido de la responsabilidad y se desvive sirviendo a cada paciente que acude a su consulta, incluso va de casa en casa para visitarlos. Esta actitud le ha valido para que una gran clínica haya puesto sus ojos en ella haciéndole llega una oportunidad con la había soñado tiempo atrás. Una noche después de atender a su ultimo paciente y después de haber discutido con su compañero suena el timbre de la puerta de la clínica y decide no abrir ni atender la llamada. Está cansada y ya es muy tarde, algo totalmente extraño, ya que ella siempre se muestra muy receptiva a las necesidades de sus pacientes, sea la hora que sea. Esa decisión provocará en su vida un giro y descolocará todo lo que hasta ahora había pensado. Una decisión tomada y las consecuencias que conllevó da pie a un nuevo objetivo en su vida.

La historia puede parecer demasiado sencilla para las casi dos horas de película, sin embargo la película adopta un tono Thriller-Policial tomando una nueva dimensión. A pesar de adentrarse en ese género, el estilo no cambia, está rodada asépticamente y con ausencia de efectos, hasta tal punto que ninguna nota musical sonará a lo largo de los 113 minutos de duración. Los Dardenne presentan lo que cuentan y en ningún momento quieren poner énfasis ni acento en ninguna parte del film. No me cabe duda que la gran apuesta de esta obra es Adèle Haenel, a la que recientemente habíamos visto en la muy estimada Les combattants. Ella es la protagonista en un grado superlativo, basta con caer en un detalle: Aparece en cada plano rodado de la película, la cámara la sigue a todas partes. Las historias paralelas que se pueden desarrollar suceden con ella delante, es una película por y para Adèle Haenel y con su actuación consigue darle un plus al conjunto. Es su mirada, cada gesto, es su deambular delante de la cámara sin que tengas ningún respiro la que provoca una magnífica interpretación, desarrollada con una total naturalidad en cada estado emocional, en cada una de las fases que su descubrimiento le lleva. En concreto hay una secuencia que me gustaría destacar, una en la que su integridad física corre peligro y donde muestra un cambio de registro en milésimas de segundo realmente muy logrado. Excelente Adèle Haenel. Quizás lo más negativo son los últimos 10 minutos y el desarrollo final de la película, ya que para mi lastra un poco el film, a mi entender son giros que se podían haber evitado, ya que resultan demasiados enrevesados y carecen del tono en el que se estaba llevando hasta el momento la película.

Para concluir comentaros que seguramente no estemos ante la mejor película de los hermanos Dardenne, sin embargo sí estamos delante de un buen largometraje, llevado con un gran pulso y naturalidad, mostrando la realidad sin artificios -como ellos saben hacer-. Quizás por momentos el espectador puede quedar descolocado pero a cada paso que ellos dan aparece una finalidad eficiente en el conjunto. Disfruten de estas dos horas plenas de Adèle Haenel.

Texto: Chema Hernández.

LO MEJOR: Su protagonista Adèle Haenel, tiene pinta que puede convertirse muy rápido en un referente.

LO PEOR: Su parte final y la falta de música, bien si no quieres utilizarla para crear énfasis, pero el hecho de que no haya una sola nota musical descoloca.

VALORACIÓN:

Fotografía: 8

Banda Sonora: –

Interpretación: 9

Dirección: 7

Guión: 6

Satisfacción: 7

NOTA FINAL: 7,4