"Rebelde entre el centeno": Vida de un mito

Si de verdad les interesa lo que me ha parecido “Rebelde entre el centeno”, lo primero que querrán saber es quién la dirige, sus actores, los aspectos técnicos y demás puñetas estilo crítico de cine erudito, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque al jefe le daría un ataque si metiera la pata o algo así. ¡Jo! ¡Cómo me fastidia que se enfade por esas tonterías! ¡Tampoco hace falta haber estudiado en Harvard para saber que el director de esta película se llama Danny Strong y es su opera prima! Lo puedes leer en cualquier reseña del País, del Mundo o de La Vanguardia porque los periodistas se lo miran todo aunque a mí me revienta que se las den de listillos dando tantos datos. Seguro que ellos lo buscan en internet y todo eso. Solo de pensar los aires de superioridad que se dan algunos me dan arcadas, como aquella vez que mi primo estaba comiendo cocido y se atragantó porque le dio la risa y empezó a echar los garbanzos sin masticar encima del plato. ¡Jo! ¡La gente del restaurante nos miraba con verdadero asco! A mí también me pareció una guarrada, pero mi primo me cae bien y además le había hecho reír yo, así que me dio un poco igual.

Bueno, el caso es que “Rebelde entre el centeno” cuenta la vida de J.D. Salinger, el autor de una de las novelas más vendidas de todos los tiempos y que se titula parecido: “El guardián entre el centeno”. Supongo que se habrán quedado calvos de tanto pensar. Es extraño porque la novela fue durante mucho tiempo una de las más vendidas y a la vez prohibida en muchas escuelas de los Estados Unidos. Son idiotas los americanos. Me pongo enfermo con esta hipocresía. Les parecía que la novela usaba un lenguaje inapropiado y que fomentaba el alcohol, el sexo y el tabaco entre la gente joven y por eso le querían dar la espalda a un texto que revolucionó la literatura a mediados del siglo pasado. Solo de pensarlo me están entrando ganas de ir al Callejón a tomarme una copa. Además allí no me piden el carnet para venderme alcohol. Vale que me conocen, pero el sitio es una maravilla porque además de buena música, el camarero es un tío muy listo y te sigue la conversación que quieras y sin discutir ni nada de eso. El otro día, por ejemplo, estuvimos hablando de adónde van los patos del Parque Grande de Zaragoza cuando se hiela el estanque en invierno y el tío me daba su opinión y escuchaba la mía sin inmutarse ni nada. ¡Adoro a ese hombre y los gin tonics que pone! Aunque ahora creo que tengo que seguir hablando de la película y se me han quitado las ganas de beber.

Nicholas Hoult es el actor que interpreta al personaje principal. Yo no me acordaba de él, pero había salido en los X Men y en la nueva versión de Mad Max. El tío se esfuerza, pero no sé si hace bien su papel porque a mí me recordaba a Seth MacFarlane y a mí eso me hacía reír sin venir a cuento. La gente me miraba en el cine como si estuviera chiflado, pero yo no lo podía evitar. Los que me gustaron mucho fueron Sarah Paulson y Kevin Spacey, que hacen los papeles de editora y profesor y lo hacen genial. Me encantan los dos y me pone de muy mal humor que la industria haya aniquilado a Kevin Spacey por ese supuesto escándalo sexual de hace mil años. Solo por eso ya me dan ganas de no ir al cine nunca más, en serio. Pero tengo que ir porque si no me echarían de la redacción y mis hijas se subirían por las paredes si me despiden otra vez. De todas formas me divierte ir al cine y ver películas como esta porque me interesa mucho lo que me cuenta, aunque eso no quiere decir que sea buena. El otro día Margarita decía en el podcast de habladecine que una película le gustaba más cuando al salir le entraban ganas de investigar sobre lo que había visto. Y yo salí con muchas ganas de leer los cuentos que había escrito Salinger antes de escribir su novela y de conocer más cosas de su vida como hubiera hecho un guionista mejor. No piensen que este me ha parecido malo. Es el mismo director, por cierto, que se ha basado en un libro de Kenneth Slawenski, que se tiró 8 años trabajando en esta biografía y es que Salinger era muy raro y muy celoso de su vida privada. Lo que pasa es que no sé si me quedé con ganas de más porque me gustaba mucho lo que me contaba o porque se quedó corto. ¡Jo! A veces me gustaría tener las cosas más claras como les pasa a mis compañeros de redacción, pero además de estar un poco tarado soy un indeciso, se lo juro. Pero si tuviera que darle una nota se la daría buena, de verdad. No es una obra maestra como El Padrino y esas cosas, pero yo la vi muy entretenido y me gustó mucho la ambientación, el Nueva York de los 50, la obsesión por publicar… Y ver cómo le trastornó a este escritor su participación en la Segunda Guerra Mundial. En fin, vayan a verla, pero no le cuenten a nadie lo que les he dicho yo.

Texto: Santi Abad.

LO MEJOR: Kevin Spacey y Sarah Paulson

LO PEOR: La sensación de que se podría haber conseguido mucho más.

VALORACION:

Fotografía: 7

Banda Sonora: 7

Guión: 6

Interpretación: 7´5

Dirección: 6

Satisfacción personal: 7

NOTA FINAL: 6,75