Las películas protagonizadas por corresponsales de guerra constituyen un subgénero cinematográfico que conoció su auge y consolidación durante la década de los 80 con títulos como “Bajo el fuego” (1983), “The Killing fields” (1984), “El año que vivimos peligrosamente“ (1982) o “Salvador” (1986). La globalización de nuestra sociedad, el desarrollo de la tecnología y, sobretodo, la proliferación de conflictos internacionales, formaron el caldo de cautivo ideal para contar historias relacionadas con una profesión que, aunque sumamente peligrosa, desprende un aura de romanticismo e idealismo que la hacen perfecta para el cine. Sin embargo, y aunque su protagonista sea uno de esos corresponsales de guerra, el último trabajo de la directora francesa Mia Hansen-Løve, no se encuadra en esa tendencia cinematográfica. En “Maya”, la realizadora de “El porvenir” (2016) nos muestra el errático devenir de Gabriel (Roman Kolinka) después de pasar cuatro meses como rehén en Siria. Tras su liberación vuelve a su hogar en París, pero la traumática experiencia que ha sufrido le lleva a romper con todo lo que le ata a su vida anterior y marcharse a Goa, una localidad de la India donde pasó parte de su infancia. Allí buscará respuestas en compañía de Maya (Aarshi Banerjee), la hija de un viejo amigo de su padre que además es su padrino.
Con apenas seis películas en su haber Mia Hansen-Løve parece ser la heredera espiritual de los directores de la “Nouvelle vague”, especialmente en esa predilección temática por las relaciones sentimentales o en la simplicidad de sus planteamientos formales. Contar en sus dos últimas películas con Roman Kolinka, el nieto de Jean Louis Trintignant, refuerza esta idea. Su personaje se mueve con esa mezcla de indolencia y curiosidad que acompañan gran parte de las interpretaciones de su abuelo. Aunque siempre está presente el trauma de su cautiverio, éste no aflora a su exterior. Su Gabriel, reservado, introspectivo y parco en palabras, está constantemente dando un paso adelante y dos atrás. Parece que no va a ninguna parte, al margen de su deambular físico, hasta que toma una decisión final, coherente con la caracterización que directora e intérprete hacen del personaje, pero anómala en un cine más convencional.
La historia de amor que desarrolla Mia Hansen-Løve es fresca e intimista, a lo que contribuye el contar con una actriz como Aarshi Banerjee, intérprete amateur, que debuta en el cine con esta película. “Maya” carece de las alharacas del cine romántico tradicional porque se centra en sus aspectos más realistas. Sus protagonistas, Maya y Gabriel, tienen muy clara su posición respecto a la relación sentimental que surge entre ellos y la llevan hasta sus últimas consecuencias.

Por otra parte, el gusto por la sencillez técnica y narrativa de “Maya” nos recuerda al mejor Rohmer, ese que, consigue involucrar al espectador en las angustias y desvelos de su protagonista. Acompañando a Gabriel en su viaje físico por la India vamos entrando poco a poco en su mundo interior, sin abandonar la perspectiva de una realidad, la de la sociedad hindú, a medio camino entre la civilización occidental y la tradición ancestral del pueblo indio. La reflexión que, en paralelo, llevan a cabo el protagonista encarnado por Roman Kolinka y el espectador les conduce por una senda en la que el final está marcado desde el primer fotograma de la película. Todo el proceso evolutivo que aparenta seguir la película deviene en una involución “retocada”, con matices. Gabriel termina donde empezó, pero no es la misma persona.
Otras cuestiones técnicas como la fotografía, el montaje, la planificación … son herramientas de artesano para que Mia Hansen-Løve pueda contar una historia inteligente y emotiva, que llega al corazón a través de la cabeza. “Maya” es un cuento de amor intelectual, despojado de todo adorno innecesario, de cualquier emoción excesiva, que no juega ni engaña: Una experiencia honesta de cómo se viven los sentimientos de manera sencilla y atrevida.
TEXTO: Alberto Garrido.
LO MEJOR: La sutileza de los sentimientos de la pareja protagonista; ese aire fresco y natural,
LO PEOR: El guión se centra demasiado en los dos personajes principales, descuidando los secundarios.
VALORACIÓN:
Fotografía:7
Banda Sonora: 6
Interpretaciones: 7
Dirección: 8
Guión: 7
Satisfacción: 7
NOTA FINAL: 7
