«Súper Empollonas»: Todo en una noche

La historia del Cine esa llena de títulos que cuentan historias de adolescentes en su entorno escolar, divirtiéndose, excediéndose y montando “la” juerga definitiva, y casi siempre parecen trabajos que tienen un público muy definido y con unas pretensiones que no van más allá de ofrecer un producto de consumo rápido para un destinatario poco exigente. Pero dentro de la masa hay joyas que han trascendido convirtiéndose en pequeños ejemplos que muestran el sentir de una generación. “las ventajas de ser un marginado”, “Con amor Simón”, “Juno”, “Súper salidos”, Rumores y Mentiras”, “Rebelde sin causa” ó “American Grafitti” son títulos sobresalientes porque van más allá del desmadre o la simple escatología, hablan de problemas concretos de una etapa clave de la vida: la marginación social, el embarazo no deseado, la homosexualidad o el despertar sexual.

Sorprendente resulta el primer trabajo como directora de la actriz Olivia Wilde ( Her, Cowboys y Aliens). Al igual que su colega Elizabeth Banks ( Dando la nota 2), la juventud pre universitaria es la protagonista de su historia. Concretamente, Amy y Molly, dos brillantes estudiantes que van a graduarse y optar por la Universidad que deseen gracias a sus esfuerzos y su excelente currículum académico. Pero la víspera de la graduación se dan cuenta que otros compañeros suyos, estudiando menos y divirtiéndose muchísimo más, también van a optar por buenas facultades. Y todo esto les lleva a decidir pasar una noche de juerga que concentre en unas horas todas las fiestas que se han perdido durante su estancia en el instituto.

Lo mejor que tiene esta película es que, bajo la apariencia formal de “otra estúpida comedia descerebrada”, intenta apartarse de los tópicos del género. En primer lugar, convierte en protagonistas a dos “nerds”, termino que se emplea para denominar al “pardillo”, el clásico empollón o marginado no muy popular en la clase y que suele ser el centro de las bromas del resto. Pero en este caso, se invierten los términos y la prepotencia nace de las propias protagonistas. A ellas no les importa no ser “cools”, o “guays”, están orgullosas de su condición de “las más listas de la clase” y casi compadecen a sus compañeros a los que parece interesar más las fiestas que su futuro. Ellas son las que se han aislado conscientemente en su pequeño reino. Y justo a punto de dejar la escuela se darán cuenta de lo que se han podido perder y que detrás de las personalidad superficiales de sus compañeros, hay gente más amigable de lo que parece y con vida interior, y eso es una de los aciertos de la película.

Súper empollonas muestra una amplia gama de bichos raros que hacen de actores secundarios y acompañan a nuestra pareja protagonista, acentuando el tono excesivo del film. Y por supuesto que también están los personajes tópicos: el deportista, la chica de reputación dudosa, el director del colegio harto de sus alumnos, la profesora guay y cercana… y todos en algún momento de la trama abren su corazón y muestran su lado mas intimo o vulnerable. Con lo que la conclusión es clara: todos adoptamos una papel ante el resto de la sociedad que interpretamos durante casi todo el tiempo frente a la masa, pero en las distancias cortas se pone de manifiesto la persona que realmente somos. Y el aislamiento de estas súper empollonas centrado en sus estudios ha hecho que ellas mismas desconozcan a sus compañeros, les asignen un cliché y los minusvaloren, por lo que esta noche previa a la graduación será decisiva en sus vidas para conocerse a si mismas, redescubrir a su amiga más intima y conocer a sus compañeros.

Como también lo es la normalización de la orientación sexual de una de las protagonistas. Dejamos de lado el trauma de asumir una condición y del miedo a que se divulgue con el consiguiente rechazo popular más que de aceptación. Aquí el mundo gay es visible y no es sinónimo de burlas o escarnio.

Súper empollonas tiene su principal acierto, aparte de un inteligente guión obra de Emily Halpern, Sarah Haskins y Katie Silberman, unas anfitrionas excelentes, unos rostros que espero vayan siendo cada vez más conocidos: Beanie Feldstein, la amiga de Sasoirse Ronan en Lady Bird y presente como una divertida pre-vampira en la serie Lo que hacemos en las sombras, es una especie de Rebel Wison glamurosa, con un gran talento para la comedia física y gestual, que encarna con encanto a Molly. Kaitlyn Dever, vista en El Candidato y Detroit, es Amy, el lado más serio de la pareja pero igualmente encantadora en su papel de joven lesbiana en busca de su primer amor. Destaca también la presencia de Jason Sudekis, al que recordamos de Somos los Miller, que encarna al director de la Escuela y conductor de Uber de segunda ocupación. Y nuestra Phoebe de Friends, Lisa Kudrow, en un papel de madre colega y comprensiva.

Olivia Wilde aprueba con nota en su debut y se mueve con soltura combinando con gracia e irreverencia pero también con seriedadlos tópicos del cine juvenil dando la vuelta a los clichés mil veces visto en este subgénero. Que no sé exactamente si tiene un destinatario único pues el (poco) publico que me acompañaba en mi sesión pasaba ya de los 30.

Súper empollonas es una pequeña sorpresa dentro del nutrido panorama cinematográfico, un film que puede ser evitado por quien piense que solo va a ver una vulgaridad pero que sorprenderá por su frescura y profundidad a partes iguales. Divierte al espectador al tiempo que cuestiona y reflexiona sobre lo que esta tratando, tiene sus bromas escatológicas, desde luego, pero encubre más inteligencia de lo que parece por lo que puede satisface a una amplia gama de espectadores.

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LO MEJOR: El gag del video porno. La psicodelica escena de animación. Descubrir el "uso" que se puede dar a un Oso Panda de peluche. El cariño con el que trata a (todos) los personajes.

LO PEOR: Que va a pasar por la cartelera con más pena que gloria.

VALORACIÓN:

Fotografía: 7

Banda Sonora: 7

Interpretaciones : 8

Dirección: 7,5

Guión: 7,5

Satisfacción: 7,5

NOTA FINAL: 7,42