«Fast & Furious: Hobbs & Shaw»: Calladitos están más guapos

Yo soy un firme defensor de la saga Fast, sobre a todo a partir de la cuarta entrega. No son películas que volvería a ver, pero en su momento me produjeron un digno entretenimiento, un chute de descarga adrenalínica. Y el exceso, la inverosimilitud, los músculos y el jijiji jajaja han ido in crescendo, lo mismo que el disfrute del personal que se subía al carro de Vin Diesel y compañía. No me pregunten en cual de ellas un coche saltaba de un edificio a otro, o en cual se tiraban de un avión ya sentados en sus bólidos o en cual Elsa Pataky tenía más segundos en pantalla. Es cierto que no había que fijarse en exceso en los diálogos de primero de Escuela de guionistas, ni a que al final se dieran la mano y dieran gracias (¿a Dios?) por ser una Familia tan bien avenida… ver, disfrutar y olvidar.

Este spin off de la saga, motivado quizás por las disputas de Vin Diesel y Dwayne Johnson que en la ultima entrega apenas compartían plano, tenía a priori todas las cartas para ser un refrescante entretenimiento veraniego. Los códigos de la saga están bien aposentados, a los mandos un director como David Leitch, autor de la excelente Atómica y la secuela de Deadpool, dos estimables títulos llenos de acción y mala leche. Y dos actores de acción que me caen bien: el anteriormente denominado The Rock y nuestro chófer favorito, Jason Statham. ¿Que es lo que ha fallado en esta ocasión? Pues el exceso y no precisamente de acción.

El agente Hobbs, miembro de los Servicios de Seguridad del Cuerpo Diplomático estadounidense, y el mercenario Shaw, ex miembro de un cuerpo de élite del ejército británico, no son dos personas precisamente bien avenidas. Pero la aparición de un terrorista llamado Brixton que se ha hecho con una peligrosa arma biológica que amenaza con acabar con media humanidad, y la implicación en el caso de la hermana de Shaw Kirby les llevará a unir sus fuerzas para frenar al peligroso anarquista.

El primer exceso, que es marca de la saga, y que no le ha sentado bien, es la excesiva duración. Sus 138 minutos son perfectamente reducibles. Y si sus antecesoras han rondado este metraje incluso superado, el problema debe estar en el guión. Lo cual nos lleva al segundo exceso y es que la poca empatía entre los personajes se ha explotado hasta la saciedad, rellenando la historia de demasiados diálogos en los que los protagonistas se dicen de todo menos bonito. Y esto para un rato esta bien, pero no es necesario volver sobre el tema una y otra vez, para rellenar los huecos que hay entre las escenas de acción. Los chispeantes diálogos de Bruce Willis y Cybill Shepherd tenían gracia en la excelente serie de los ochenta Luz de Luna, pero en este caso resulta reiterativo y, al final, exasperante.

Otro fallo recae en los acompañantes de Johnson y Statham. La actriz Vanessa Kirby, que asume el papel de hermana de Shaw, a pesar de lucirse ( más bien su doble especialista) en las escenas de acción, flojea como actriz y carece de carisma necesario para un rol tan clave en la trama como el suyo. Tampoco Idris Elba, excelente actor de imponente presencia, y encargado de dar vida al Malo de la película, está como para tirar cohetes, y no me refiero a nivel actoral, sino como como malvado que proporcione entidad a la historia. Ya sabemos que si un film como éste no tiene un buen malo, el nivel baja estrepitosamente. Y terminando con el cast que no funciona, la presencia de Ryan Reynolds repitiendo, a mi modo de ver, el personaje que encarnaba en Deadpool, loco como una cabra pero sin la mordacidad ni mala baba de aquel, resulta cargante e innecesario. Solo la presencia de Hellen Mirren, presente en la saga a petición propia , aporta un poco de glamour aunque su intervención es meramente anecdótica.

Y otro elemento cargante es la exaltación de la Familia. Siempre ha sido el momento más moñas de la saga, aunque su defensa de un modelo de familia basado en los lazos de amistad y no de sangre es muy defendible. En este caso la familia es parental: hermana, hermanos, madre… le dan un protagonismo excesivo quizás para dar profundidad a algo que no lo necesita.

Por que lo que aquí importa es la serie de (disparatadas) escenas de acción y los enfrentamientos cuerpo a cuerpo que nutren este tipo de títulos, y aquí las hay pero no son especialmente memorables. Destacan las que se desarrollan en la primera parte en Londres, con esa huida por las paredes de un edificio y la carrera de coches. Pero en mi caso, los fallos han podido con el mero entretenimiento ya la espectacularidad que buscaba.

La novena entrega de la saga está prevista para el año que viene. Veremos si retoman el camino. Porque ésto no son películas, son cócteles en los que los ingredientes deben estar medidos y equilibrados. Y en esta ocasión para mí se han pasado con la verborrea y el sentimentalismo y han descuidado la emoción. Por cierto, los largos títulos de crédito finales contienen algunas escenas adicionales. Un consejo: si han aborrecido las mismas cosas que yo, no merece la pena que se queden porque tampoco queda nada en el aire para una posible secuela. Si, por el contrario, les ha hecho gracia la propuesta, quédense. Allá ustedes.

www.habladecine.com

LO MEJOR: Hellen Mirren recién salida del tinte en la cárcel. La huida caminando por las paredes de un edificio..

LO PEOR: El desenlace en Samoa parece más una imposición de Johnson que una necesidad. La defensa a ultranza de la institución familiar es excesiva en un film de acción.

VALORACIÓN:

Fotografía: 6,5

Banda Sonora: 5,5

Interpretaciones : 5,5

Dirección: 6,5

Guión: 5

Satisfacción: 4,5

NOTA FINAL: 5,59