Cuando era pequeño, recuerdo que en Navidad me regalaron un garaje en el que tú podías construir los coches combinando las piezas y colores. A través de una cinta transportadora, se iban moviendo las distintas partes de manera que el resultado final podría ser un coche con el chasis azul y la carrocería amarilla. El resultado era lo mismo pero aparentemente distinto. Me vino a la cabeza este juguete mientra veía “Te quiero, imbécil”.

El cine español ha descubierto en el género de la comedia su mejor filón. Por encima de Almodovar, Amenabar o Zambrano, aquí lo que hace caja es la Comedia. Y aunque en taquilla funciona, no podemos decir que nos encontremos en una edad de oro del género, pues la calidad de los títulos que se estrenan es mas bien mediocre. Los productores españoles están tirando mucho de remake, buceando en el cine latinoamericano, francés, italiano, rehaciendo títulos poco o nada conocidos en nuestro país. Hay ejemplos ilustres como Kiki, el amor se hace de Paco León, o como dar un enfoque nuevo y mejorado a un film dramático. O Padre no hay más que uno, el blockbuster de Santiago Segura del que ya hay rodada una segunda parte. Cuando no hay un precedente, se tira de formula, es decir, coger un poquito de aquí y otro de allá, mezclarlo, y a ver que sale. Y aquí es donde me acordé de ese juguete de mi infancia. De lo que se trata es de mezclar en un recipiente formulas de probado éxito: un poco de comedia romántica, otro tanto de slapstick, algo de sexo y una pizca de escatología. Lo malo es cuando se fusilan escenas de películas previas, algunas de las cuales estamos ya hartos de ver y que se repiten hasta la saciedad.

La historia de Te quiero, imbécil comienza cuando Marcos es abandonado por su novia con la que lleva más de 8 años de relación. Como corresponde a los hombres, en vez de guardar un periodo de luto, nos lanzamos a rehacer nuestra vida como sea. Y aquí es donde seguimos a Marcos en su empeño de volver a cotizar en el mercado a toda costa. En su periplo se encontrará asesorado por su amigo Diego, y por una amiga del Instituto que reaparece años después, Raquel.

La película muestra los vehículos de los que dispone alguien que intente ligar en el siglo XXI y los obstáculos con los que se encuentra. Ya no se trata de salir de noche y conocer a alguien en un garito. Ahora hay que acudir a Internet, a las redes sociales, a las paginas de contactos y salir de casa con la faena ya hecha. Ya se tiene la cita, ahora se trata de que funcione. Pero eso tiene un precio, y es que hay que estar en buena forma física para garantizar resultados, lo que implica pasar tiempo en el gimnasio y cuidar el aspecto físico. Lamentablemente, la película muestra pero no censura lo suficiente el sistema artificioso creado y al final nos encontramos más ante una defensa del culto al cuerpo y a la imagen antes que ante una critica.

El guion ha sido coescrito por Abraham Sastre, que ha participado en series como La victima numero 8 o Pequeñas coincidencias e Iván José Bouso, pone de manifiesto la debilidad del hombre que se ve en la imperiosa necesidad de rehacer su vida dos segundos después de haber acabado una relación. La imagen que da de las mujeres es mucho más potente y segura, reflejado en Raquel, la amiga reencontrada del Insti o Ana, la ex, personajes que saben lo que quieren y van a por ello.

El tono que han elegido para su historia enlaza con las comedias románticas clásicas de los 80 y 90. A veces los personajes de Quim Gutiérrez y Natalia Tena podrían recordar a los que interpretaban Cary Grant o Katharine Hepburn en La fiera de mi niña: él inseguro, despistado, y ella decidida, segura de si misma. Pero a medida que la trama evoluciona se asemejan más al Billy Cristal y Meg Ryan de Cuando Harry encontró a Sally, pues se trata de dos personas que juegan a ser amigos cuando en realidad hay unos sentimientos ocultos más profundos. Y por que ademas se imita descaradamente escenas de ese clásico moderno como la del orgasmo final.

Además se toman prestados otros tópicos de la reciente comedia romántica, como convertir una canción en el leit motiv de la película, en este caso, el 500 miles de The Proclaimers. Y si, una vez más tenemos la escenita en la que alguien se prueba ropa en una tienda mientras otra le da su opinión. Ay, Pretty Woman, cuanto daño has hecho.

La película se sostiene por la actuación de Quim Gutiérrez, reconozco que me gusta mucho este actor aunque básicamente repite siempre el mismo papel ( excepción: Ventajas de viajar en tren). Su mirada a cámara rompiendo la cuarta pared es un recurso simpático que añade cierta chispa a la historia. A Natalia Tena no la tenemos tan ubicada en el género de la comedia, y a mi no me funciona muy bien en su papel ( el recurso de reírse constantemente de las meteduras de pata de Gutiérrez se me hace repetitivo). Completan el reparto Alfonso Bassave como el amigo ligón y buenorro y Ernesto Alterio, en el papel quizás mas original del film, el youtuber cuyos videos de auto-ayuda son seguidos fielmente por Marcos y que supone una critica a la basura que puebla Internet poblada de tipos y tipas que hablan de cualquier tema aunque no tengan ni idea de lo que dicen.

Laura Mañá, que debutó como directora con Sexo por compasión, ha realizado una comedia convencional que transita por caminos trillados y formulas que se han repetido hasta la saciedad pero que pueden funcionar si uno no tiene grandes aspiraciones. En mi caso, solo funciona minimamente y se desgasta a la mitad, lo que hace que los 86 minutos del film me sepan a dos horas. Una comedia más al catalogo del reciente cine español. Dentro de unos años sera un fenómeno de estudio y un interesante libro para aquel que lo analice.

www.habladecine.com

LO MEJOR: Las apariciones de Ernesto Alterio. La vis cómica de Gutiérrez.

LO PEOR: Que es más de lo mismo. El bailecito final.

VALORACIÓN:

Fotografía: 6

Banda Sonora: 5,5

Interpretaciones : 6

Dirección: 5

Guión: 5

Satisfacción: 5

NOTA FINAL: 5,4

YouTube video

 

LO MÁS VISTO

TE PUEDE INTERESAR