“Decenas de miles de personas temen ser masacradas”, “no se detiene un genocidio con médicos” y “más comida, no más armas” son algunas de las citas que se pueden ver a lo largo de los 15 paneles y materiales multimedia que integran la exposición “De la acción a la palabra” inaugurada por Médicos sin Fronteras (MSF) en la Fundación Joaquín Roncal CAI de Zaragoza.
“No estamos seguros de que la palabra siempre salve vidas, pero sí sabemos con certeza que el silencio mata”. Con esta contundente frase, la adjunta delegada de MSF de Aragón, Muskilda Zancada, ha comenzado la inauguración. Y es que cada uno de los miembros de la organización representa a “millones de personas consternadas por lo que ocurre al otro lado de la frontera”.
Su objetivo es mostrar el testimonio del equipo sanitario que pisa con sus propios pies el terreno bélico para dar visibilidad a las atrocidades que la población civil sufre a diario en aquellos países como consecuencia del entorno atroz en el que viven. Pero también de los afectados por otros desastres no relacionados con la violencia como el tsunami y el terremoto de Haití.
A diario, los equipos de MSF asisten al sufrimiento de las personas a las que aportan ayuda médico-sanitaria. Por esta razón, su labor como testigos es alzar la voz para denunciar los crímenes de guerra y exponer públicamente a quienes causan estas crisis, a quienes “tienen responsabilidad de frenarlas y no lo hacen”. Porque no solo el hambre y las enfermedades matan, el silencio también.
El dilema recae en callar para poder seguir prestando asistencia médica, o hablar y arriesgarse a ser expulsada como ocurrió en Etiopía donde la hambruna acechaba a la mayor parte de la población y la atención humanitaria no llegaba debido a deportaciones masivas.
Pero la ayuda humanitaria también fue robada en Ruanda, punto central de una de las mayores tragedias del siglo XX. De este país africano, MSF tuvo que decidir salir ante un llamamiento militar para acabar con los altos niveles de muerte que no tuvo respuesta. Si bien, ante estos hechos, Zancada lo tiene claro: “seguimos persistiendo porque huir y buscar seguridad no es un crimen”.
La exhibición hace un repaso desde 1971, año en el que se creó MSF por unas imágenes de niños en la guerra de Biafra (Nigeria) que estremecieron al mundo, hasta el año 2015/2016. Es decir, un recorrido desde sus orígenes pasando por Etiopía, Somalia, Ruanda, Bosnia o Chechenia para finalizar en las recientes crisis presentes en Siria, Yemen, el Mediterráneo y los constantes ataques a la misión médica.
Estas ofensivas a la ayuda humanitaria son una realidad que marca la forma en que se libran las guerras a día de hoy. El alto coste humano en el que los civiles se llevan la peor parte es una estrategia de guerra devastadora en zonas como Siria.
Un ejemplo de ello, además, es Alepo Este, donde el no respeto a la población desencadenó ataques médicos desde el inicio del conflicto hasta finales del 2016. “Supuso una agonía para los civiles con bombas barriles que destrozaban colegios, mercados y hospitales”, ha asegurado la jefa de Misión, Carolina López.
Pero no solo los adultos sufren en campos preparados para 300 personas y ocupados por 13.000, sino también los niños necesitan una emergencia física y de salud mental. En las islas griegas, donde existe una emergencia humanitaria sin precedentes, las actividades grupales organizadas por MSF arrojan datos escalofriantes: uno de cada cuatro niños tiene pensamientos suicidas o se ha autolesionado, un hecho que “no es normal en personas de tan corta edad”. Por este motivo piden que se evacuen a los más vulnerables desde estas zonas hasta Grecia continental o Europa, proporcionándoles un alojamiento seguro y servicios básicos.
En cuanto a la crisis en el Mediterráneo, en lo que llevamos de 2019, se estima que casi 700 personas han perdido la vida en esta travesía, una de las rutas más mortíferas del mundo buscando protección a las puertas de Europa. En este contexto de crisis de refugiados, Zancada ha solicitado que se detengan las intervenciones en el mar y se reorganice la evacuación de todos los inmigrantes para agilizar su asentamiento. También urge que se implemente una operación de salvamento “efectiva” y “específica” porque lo ocurrido es fruto de “un fracaso de las políticas de países europeos”.
Si bien, ha reconocido que la situación ha mejorado, ya que el barco Ocean Viking, hasta el momento, ha podido desembarcar a 104 personas en Malta y otros puertos italianos. “Estamos esperanzados, pero no es suficiente”.
Su la labor la definen como un “trabajo de sociedad civil a sociedad civil”, de ahí que en la comunidad de Aragón, MSF reciba la ayuda de más de once mil socios y colaboradores, de los que más de siete mil son de la capital. Este apoyo permite que la organización tenga capacidad de respuesta ante una alerta de catástrofe.
La exposición para recorrer alguno de estos importantes hitos se podrá visitar desde hoy 23 de octubre al 23 de noviembre. Asimismo, el jueves 31 de octubre, y el 7 y 21 de noviembre a las 18:00 y 19:00 horas se realizarán visitas guiadas a los asistentes.