El Centro de Historias de Zaragoza abre sus puertas a “La Zaragoza Americana”

La exposición se adentra en cómo la base americana influyó desde el punto de vista económico, social, cultural y deportivo.
photo_camera La exposición se adentra en cómo la base americana influyó desde el punto de vista económico, social, cultural y deportivo.

La Base Americana de Zaragoza marcó durante cuatro décadas la vida de Zaragoza, donde las fuerzas aéreas norteamericanas llegaron a contar con más de 10.000 militares, trabajadores y familiares. El Centro de Historias ha trasladado una parte de esa “ciudad paralela” a las salas del museo. Un viaje al pasado siglo XX de la capital aragonesa que se puede emprender desde el 2 de mayo al 7 de julio.

Se trata de una muestra que para el consejero de Cultura, Fernando Rivarés, “narra lo que fue una parte de la historia contemporánea, gracias y por culpa, de la base aérea”. La exposición parte de un trabajo periodístico y otro de reconversión de como “a una ciudad tan pequeña como era Zaragoza se le incorpora una ciudad paralela”, ha añadido. “Una Zaragoza en blanco y negro que combina con una América en color con sus claroscuros”, ha compartido uno de los comisarios de la exposición, Nacho Muñoz.

La exposición, que parte de un reportaje de Nacho Muñoz y Pedro Zapater, “sale del papel, dándole un recorrido más largo”, ha reconocido la encargada de la exposición y diseño expositivo, Beatriz Lucea.

Bajo el título “La Zaragoza Americana. Los años de convivencia con las fuerzas aéreas de EEUU en la base” la exposición se adentra en cómo las fuerzas influyeron desde el punto de vista económico, social, cultural y deportivo.

El contacto directo con ciudadanos de una potencia mundial mucho más desarrollada evidenció contrastes de todo tipo posibilitando oportunidades de negocio e incluso de matrimonios “mixtos” que continúan hoy en día. Mientras otros se aislaron de esa ciudad al noreste de un país que difícilmente ubicaban en el mapa y vivieron su estancia dentro del perímetro de la base. Una auténtica ciudad norteamericana en miniatura que tenía desde iglesia a colegio, supermercado, bolera, pizzería y campos de golf propios.

Sin embargo, la presencia de tropas militares extranjeras no siempre fue bien vista, y esa percepción se agudizó con el paso de las décadas y la llegada de la democracia, de la mano de las protestas anti-base.

Por el camino de esos casi 40 años han pasado estrellas del baloncesto, accidentes aéreos, intercambios de discos de rock, coches de dimensiones nunca vistas, cazas partiendo a Irak, la NASA, peleas en prostíbulos y asesinatos sin resolver. Parte de ese legado se plasma en la exposición que se podrá disfrutar hasta el 7 de julio.