La escultura "La Siesta" regresa al corazón de Zaragoza tras su restauración

Esta obra, del pintor y escultor Enrique Galcerá Martí, se ubicó inicialmente en 1964 en el paseo de la Constitución
photo_camera Esta obra, del pintor y escultor Enrique Galcerá Martí, se ubicó inicialmente en 1964 en el paseo de la Constitución

La escultura La Siesta ha sido recolocada en el inicio del paseo Sagasta de Zaragoza tras un año en el taller. El servicio municipal de Patrimonio tuvo que acometer su restauración y limpieza debido a los daños que sufría por el paso del tiempo, la humedad o el desgaste de los materiales, y desde este lunes ya vuelve a lucir en el corazón de la capital aragonesa.

Los principales trabajos de restauración han sido la limpieza de suciedad superficial, la reparación de grietas y fisuras e incluso su levantamiento para que no estuviera en contacto con la humedad. El jefe de la Unidad de Patrimonio del Ayuntamiento de Zaragoza, Francisco Escudero, ha resaltado que una de esas fisuras “llegaba a toda la pieza”. “Ha habido que quitar chicles pegados, trozos de pintura o humedad. También había crecido una planta entre los brazos de la señora”, ha añadido.

Esta obra, del pintor y escultor Enrique Galcerá Martí, se ubicó inicialmente en 1964 en el paseo de la Constitución, y en 1989 fue trasladada a su actual ubicación. La vicealcaldesa y consejera de Cultura, Sara Fernández, ha destacado el trabajo de la Unidad de Patrimonio Cultural, cuya sección de Rehabilitación lleva a cabo restauración “conforme los medios materiales y humanos lo permiten”, ha afirmado.

Fernández también ha resaltado que la ciudad cuenta con más de 5.500 obras catalogadas, de las que 250 están repartidas en la ciudad, que son el principal trabajo de la Unidad de Rehabilitación. “Sobre todo, se realizan limpiezas debido a los grafitis y al vandalismo que recae sobre las obra de arte, pero también por el paso del tiempo”, ha remarcado.

La escultura, de 70 x 142,5 x 82 centímetros, está esculpida en piedra de Ulldecona, sobre un pedestal de sección rectangular. Se trata de una joven campesina acurrucada en el suelo, descansando con los ojos cerrados, aprovechando como almohada un haz de mies.