El Alma Mater Museum descubre el retrato del arzobispo Vicente Jiménez

El Alma Mater Museum ha celebrado este jueves la reapertura de su Salón del Trono en un acto en el que también se ha presentado el retrato del arzobispo Vicente Jiménez Zamora, realizado por sor Isabel Guerra. Con su obra, ha querido transmitir “la seguridad que el arzobispo muestra en sus criterios y convicciones”. “Tiene una claridad de mente extraordinaria, con una gran firmeza y una profunda decisión por lo que cree” y para eso, ha dicho, “no necesita más que estar con paz y serenidad ante la vida, que para un arzobispo de Zaragoza, no siempre es fácil”.

El cuadro es muy alargado y sigue la misma línea de tamaño y proporciones que toda la galería. Aunque sin alardear, admite que pinta utilizando una espátula. Ha optado por dotar de más textura a los fondos mezclando el óleo con arena. Todo sobre una buena tela belga “porque responde muy bien”, ha explicado la pintora.

Sor Isabel Guerra ha escogido un fondo neutro “porque en un cuadro así distraería al retratado”. Reconoce que le ha sido muy fácil porque se muestra “fantásticamente situado, sonriente y con su postura habitual”, ha manifestado. “Él es así, y tiene su personalidad tan marcada que no hay posibilidad de engañarse”, ha subrayado Guerra.

La creación de la imagen base requirió únicamente dos horas, y es que otra de sus pasiones es la fotografía, por lo que, después de un amplio reportaje fotográfico, no fue necesario más tiempo para la base. “Hoy en día creo que todos los pintores vamos a esto porque nuestras agendas son tremendas y la pintura ya no está para hacer como Leonardo y sus tres años de Mona Lisa, sino que tenemos tres días para acabar un retrato de encargo”, ha reconocido.

También para el arzobispo ha sido fácil posar para sor Isabel Guerra en el Monasterio de Santa Lucía porque es “un ámbito de paz, seguridad y un oasis en el medio del ruido de las grandes ciudades”. “Me he sentido muy bien acogido”, ha reconocido. El resultado es “primoroso”, tal y como lo ha definido el arzobispo, y si el semblante es el reflejo del alma, ha añadido, “el retrato de sor Isabel es el retrato de mi persona y de mi alma”.

Este es el cuarto retrato que ha pintado Isabel Guerra, después de haber plasmado al arzobispo Pedro Cantero Cuadrado, Elías Yanes y Manuel Ureña.