Daniel Abreu llega al Teatro Principal con su multipremiado montaje “La desnudez”

La obra podrá verse a partir del 18 de diciembre
photo_camera La obra podrá verse a partir del 18 de diciembre

“La desnudez”, una creación de Daniel Abreu, fue la gran triunfadora en la última edición de los Premios Max 2018. Este montaje podrá verse en el Teatro Principal de Zaragoza el próximo 18 de diciembre a las 18.00 horas y supone una ocasión única de ver a dos Premios Nacionales de Danza sobre el escenario. Además fue la muestra que obtuvo más galardones: Mejor Intérprete Masculino de Danza, Mejor Espectáculo de Danza y Mejor Coreografía.

Sobre las tablas le acompaña Dácil González que trabaja con Abreu desde hace una década y ha recibido hace apenas unos días el Premio Nacional de Danza 2019 en la categoría de Interpretación, por lo que “La Desnudez” supone una ocasión única de ver a dos Premios Nacionales de Danza sobre el escenario acompañados de la música de Hugo Portas.

La presencia de “La desnudez” en la escena desde su estreno en octubre de 2017 le ha llevado a estar presente en varios teatros de Europa y América, con una gran acogida tanto por parte del público como de la prensa especializada. Ahora, dos años después de su estreno, Daniel Abreu continúa su amplia gira con este espectáculo que le está llevando a recorrer toda la geografía de nuestro país. Durante este otoño con este montaje recorrerán gran parte de España llegando a Zaragoza el 18 de diciembre.

“La desnudez” es una propuesta poética sobre el saber quererse, sin juicios; dos personas en escena (el propio Daniel Abreu y la bailarina Dácil González), apuntan una idea de polaridad y un viaje desde la muerte al amor, acompañados en este viaje por el músico Hugo Portas. En la obra no solo se disfruta de la coreografía, sino de bellas escenas fotográficas y de una densidad dramática que invita al espectador a leerla desde muchos puntos de vista.

“La desnudez” es el resultado de dos años de trabajo e investigación de Daniel Abreu. En palabras del propio Abreu: “comenzamos sin nombre ni camino, dos años con la tierra en barbecho para encontrar más belleza en los pasos de baile, los palos, en las bolsas de basura y en los instrumentos rotos. Construíamos y destruíamos. Jugábamos con el tiempo como meta, y esto nos llevaba a plantear la obra desde distintas miradas. El material coreográfico en “La desnudez” es de gran impacto y versatilidad. Y es que este trabajo va de eso, de sugerir un paseo en lo polar. Un hombre y una mujer que se mueven y van tocando todo lo que alcanzan. Y al mismo tiempo van construyendo algo líquido, muy acorde con la sociedad moderna”.

La obra habla de intimidad, ese lugar donde ya no existen las preguntas. La belleza en La desnudez de lo que hay; en esta pareja se da lo sublime de una mano que toca e intercambia calor y sudor, y a veces quiere mal. Se habla del ejercicio de construir el amor y sostenerlo, como el simple acto de la respiración. Podría leerse la obra de atrás hacia delante, donde aparece el viaje y el sentido de una unión sentimental. Una obra que va del negro al blanco, de un espacio cubierto a un espacio abierto.