Decía Goethe que si alguien pintaba a su perro exactamente como era tendría dos perros pero no una obra de arte. Botero no pintaba ni los desnudos, ni las santas, ni los niños ni las matadoras tal como eran, pues las magnificaba y las llenaba de volumen hasta convertirlas, efectivamente, en arte. Hablar de Fernando Botero es hablar de color y de una personalidad que ha trascendido en la historia del arte universal, pues es otra manera de entenderlo. Ahora, la melancolía y sensualidad del pintor colombiano llegan hasta el Museo Goya en una exposición con 40 obras entre escultura, pintura y dibujos que se podrá ver hasta el 12 de febrero. En la exposición hay obras inéditas como unas acuarelas que Botero pintó hace pocos meses y otras icónicas como la «Santa Rosalía» o «La matadora». Todas ellas con un estilo inconfundible que no se ha visto mucho en España, pues la del Museo Goya es una de esas contadas veces que su arte ha llegado a nuestro país y la segunda vez que lo hace en Aragón.
Botero es capaz de encontrar la belleza en la fealdad y de llevar al extremo los volúmenes. En la exposición se pueden ver tanto desnudos en «Familia protestante» o «La carta», como bodegones con vibrantes colores o sin ellos en «Naturaleza muerta con espejo» y escultura como «Caballo con brida». La expresión y las figuras de las criaturas que aparecen en el lienzo son reconocibles en todo el mundo y eso es lo que convierte a un artista en artista. El mismo Botero decía que lo que hacía era revolucionario, pues iba en contra de lo establecido en el arte, y que lo que convertía a un artista en tal era estar en total desacuerdo.
Con quien no estaba en desacuerdo Botero era con Goya o Zurbarán, pues como reconoce la comisaria de la exposición, Marisa Oropesa, «el pintor colombiano tienen mucho en común con Goya, lo primero es que con 90 años sigue aprendiendo como decía el genio aragonés. Además, Botero manifestaba un total amor por el Renacimiento con la técnica del fresco y los genios del Quatroccento».
Botero consiguió lo que no todos los pintores consiguen y es forjarse una personalidad tan fuerte que hasta aquellos que no saben de arte acaban reconociendo su obra en cualquier lado del mundo. Además, a pesar de los volúmenes y lo exagerado de sus pinturas, logra una armonía que traspasa el arte y que hace que toda su obra se encuentre en «el paraíso inmortal». «Botero ha entrado en ese paraíso inmortal del arte que hace que sus obras sigan vivas por muchos años que pasen. No todos los artistas lo consiguen y eso es un hito», ha reconocido Marisa Oropesa.
Las obras que se pueden ver en la exposición van desde 1963 hasta la actualidad y proceden de la galería del Museo de Colombia y de particulares. «Si todo el mundo supiera el gran trabajo que hay detrás de una exposición de este tipo seguro que se mirarían con más respeto del que lo hacemos todos. Ha sido complicado el traer las obras desde tan lejos y desde diferentes puntos del mundo por el tema de aduanas, pero verlas expuestas es una auténtica maravilla», ha asegurado Oropesa.
VISITAS GUIADAS
Se han organizado visitas guiadas para acercar el mundo de Botero en el Museo Goya a todas las edades que tendrán lugar de martes a sábados a las 10 y a las 17 horas y los domingos a las 17 horas. La exposición también podrá disfrutarse en familia con el taller “Viaje al mundo de Botero: color, luz y volumen” donde se proponen diferentes juegos para profundizar en el conocimiento de sus obras y una actividad para crear recrear una de sus esculturas. La propuesta, los sábados y último domingo del mes a las 12 horas, se dirige a grupos de adultos con niños de 5 a 12 años.