Ni Bad Gyal le ganó el pulso a los de Zaragoza en la penúltima noche de Pilares

Anoche la devoción fue el sentimiento que reinó entre las miles de personas que agotaron las entradas de Espacio Zity para ver a la catalana.
Bad Gyal en su concierto en Espacio Zity en las Fiestas del Pilar
photo_camera La actuación de la catalana duró apenas una hora | Foto: Juan José Cervero

Vino de Barcelona pero no llegó a Nueva York porque prefirió quedarse en una Zaragoza ansiosa de su twerk. Los maños -o más, bien las mañas, porque fue un público mayoritariamente joven y femenino, como ella- han tenido que esperar hasta casi el final de los Pilares para darlo todo con Bad Gyal, pero ha merecido la pena. Anoche la devoción fue el sentimiento que reinó entre las miles de personas que agotaron las entradas de Espacio Zity hace semanas y que por fin pudieron rezarle en directo a su adorada Santa María.

Bad Gyal se dejó ver a eso de las 22.00 horas, como de costumbre envuelta en brillibrilli de plata y con un micrófono de purpurina, pero no fue hasta un par de canciones más tarde cuando se quitó las gafas de sol para saludar a los zaragozanos. Un público que la ovacionó y se vino arriba bastante más que ella, que lucía rostro serio y no interactuaba demasiado con sus fans.

“Todo el mundo se sofoca cuando llego al club”, cantaba Alba Farelo a la vez que un público sofocado le daba la razón, aunque no fuera en un club sino en el escenario principal de Valdespartera. Una Bad Gyal de movimientos hiptotizantes que lo prendió todo, también en gran parte gracias a sus bailarines, que a mitad del show dieron el suyo propio y se llevaron una buena tanda de aplausos.

Bad Gyal durante la actuación en Espacio Zity de Pilares
La artista apareció envuelta en brillibrilli y con micrófono de purpurina | Foto: Juan José Cervero

El público, “alocao”, bailó al ritmo del dancehall y el dembow tratando de imitar el twerk de su diosa, aunque nadie lo consiguió porque como canta la de Vilassar de Mar en ‘Slim Thick’, “Bad Gyal solo hay una”. Y es que la catalana lleva intrínseco ese perreo indomable que hace de todos sus conciertos un espectáculo donde nadie quiere parpadear.

‘Fiebre’ y ‘Zorra’ fueron las últimas y las más coreadas de la noche, pero los más fieles se sabían cualquiera por la que tirase, ya fuera un clásico como ‘Hookah’ o la reciente ‘Sin carné’. Trajo también su aroma a Christian Dior y todo su ‘Flow 2000’ a una ciudad de leones que gozó incluso más que el año pasado, cuando la catalana pisó por primera vez el Príncipe Felipe ante casi 3.000 personas que, en aquella ocasión, tuvieron que aguantarse las ganas de ponerse en pie por culpa de las restricciones de la pandemia.

UNA ACTUACIÓN BREVE

El final del concierto llegó demasiado pronto. A la reina de la música urbana le dio tiempo a cantar -y, sobre todo, a bailar- su repertorio entero, porque acortó sus canciones más de la cuenta y remixeó unas cuantas de ellas para disgusto de sus fans.

Las 23.15 horas llegaron, como no podía ser de otra forma, con fuego, más purpurina y mucho confeti, y dejaron a los badgyaleros con ganas de más, aunque no pasó nada porque ni siquiera Bad Gyal puede con los maños, que supieron cómo continuar la noche en Espacio Zity. Esta vez, ya la penúltima.

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