Últimos días para visitar la exposición “Cisnes. Cien años de danza clásica en Zaragoza, desde María de Ávila hasta nuestros días”, que se celebra en el Centro de Historias de Zaragoza y que estará abierta al público hasta el 8 de enero. La muestra ha tenido una gran acogida desde su inauguración, el 7 de octubre, y se han realizado numerosas visitas guiadas para grupos de todas las edades.
La muestra está organizada por el Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza y cuenta con la periodista cultural y escritora Ana Rioja como comisaria, con la museografía de Beatriz Lucea y la dirección de arte de Anto Moreno. En ella se realiza un recorrido por la historia del ballet en Zaragoza, una ciudad que se reivindica en esta exposición como cuna de la danza clásica y que ha surtido al mundo de grandes estrellas durante la segunda mitad del siglo XX y hasta nuestros días.
La exposición, de mirada amplia y limpia, se ha construido a través de paneles explicativos con abundante material gráfico (que se ha apoyado en las paredes con alrededor de doscientas fotografías, carteles, folletos, programas, litografías, dibujos…) y de tres pantallas con proyecciones de danza. Asimismo, el visitante de esta exposición puede ver cerca de un centenar de objetos personales de las grandes figuras de la danza, así como sus premios, tutús, zapatillas y trajes con los que bailaron y triunfaron. Especialmente emotivos e importantes son los que pertenecieron a María de Ávila. Una exposición muy completa y con un montaje teatral y muy atractivo para el público, ya que, de forma inteligente, ha sabido sacar a cada pieza expuesta todas sus posibilidades.
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A través de tres salas, la exposición recoge y recrea todo ese legado, que se inició con María de Ávila (Barcelona, 1920 – Zaragoza, 2014) la gran dama de la danza, primera bailarina, directora de compañías y maestra de grandes bailarines, que creó Escuela en Zaragoza. En esta ciudad su carrera trascendió de los triunfos personales para alcanzar la universalidad a través de la obra realizada en unos niños, hoy estrellas internacionales que triunfan por los grandes ballets del mundo como bailarines, directores, coreógrafos y maestros. La exposición también acerca al público la figura de su hija Lola de Ávila, su gran legado, gran bailarina y maestra coreógrafa que compagina su labor internacional con la docencia en el estudio de blancas paredes de Francisco de Vitoria en la capital aragonesa, formando a nuevas generaciones de bailarines.
El gran trabajo realizado por María de Ávila en la danza clásica también se puede ver en los centros académicos públicos y privados de Zaragoza en los que se imparte esta disciplina artística, como el estudio que lleva su nombre y el Conservatorio Municipal Profesional de Danza, que este año celebrará su 40 aniversario. Al frente de muchos de ellos han estado y están sus alumnos. También hay un espacio para las compañías de danza clásica que de su mano se han creado en Zaragoza y para las que dirigió.
Esta muestra también recoge la importante labor de Zaragoza como ciudad exportadora de grandes bailarines, hijos de la danza, recordando a esas estrellas que, nacidos en Zaragoza o formados en la capital aragonesa, han llegado a ser primeros bailarines y maestros en los grandes ballets del mundo, un talento del que disfrutan las grandes compañías internacionales. Asimismo, recuerda a docentes y bailarines que realizaron y hacen una gran labor de investigación en la danza, con unos breves apuntes de sus aportaciones. Posee un apartado dedicado a las escenografías creadas por grandes artistas plásticos para algunas de las compañías de danza zaragozanas.
Esta exposición realiza un homenaje a todos esos cisnes que se formaron en Zaragoza y su finalidad es dar a conocer una parte muy importante de la historia y de la cultura de esta ciudad, a través de la danza y de sus protagonistas. Son niños, hombres y mujeres que han llenado escuelas y escenarios de belleza y magia. Sus alas nos contagiaron su libertad y su pasión, sus sueños que hicimos nuestros, hasta creer que un mundo mejor es posible gracias al arte. No están todos sus nombres en esta exposición, es imposible nombrarlos a todos, pero sí sus almas y su legado.
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS
Paralelamente a la celebración de esta exposición, que se inauguró el 7 de octubre de 2022, se han desarrollado unas actividades complementarias, coordinadas por Ana Rioja e Inés Turmo, con la finalidad de acompañar a “Cisnes” y profundizar en los aspectos y personajes más importantes de este siglo de danza.
De este modo, se han celebrado conferencias con proyecciones: “María de Ávila, el triunfo de la belleza” por Miguel Lobera y “Ullate. La danza de la vida” por Elena Cid, cineastas que próximamente presentarán los documentales que han realizado sobre estas dos grandes figuras de la danza. Se ha presentado el libro “Memorias de Rita Joe. Biografía de Ana María de Górriz”, escrito por Inés Turmo. Se celebró la mesa redonda “El Conservatorio Municipal Profesional de Danza de Zaragoza (CMPD), cuatro décadas formando bailarines”. Inés Turmo y Gonzalo Preciado hablaron de “Aragón en la historia de la danza”.
Emocionante fue el acto “Desfile bailado. El vestuario del ballet de Zaragoza”, protagonizado por los alumnos del CMPD. Y se han organizado conversaciones con destacadas personalidades del mundo de la danza como Arantxa Argüelles, gran bailarina internacional y maestra de danza; Perfecto Uriel, que presentó la Casa de la Danza de Logroño (centro que ha colaborado activamente en la exposición y que ha cedido importantes piezas); Lola de Ávila, la gran maestra y coreógrafa, heredera del legado de su madre María de Ávila y directora del estudio que lleva su nombre.
Una exposición que durante tres meses, le ha recordado a Zaragoza y al mundo, la importancia que en esta ciudad ha tenido y tiene la danza clásica y que ha creado un universo “Cisnes” para visibilizar este arte, tan frágil como hermoso, que echó raíces en la capital aragonesa gracias a una gran mujer: María de Ávila, extraordinaria bailarina y gran maestra de danza, que llegó a ella por amor y que creó una gran escuela a la que se entregó en cuerpo y alma.