La sal en la provincia de Zaragoza, “un patrimonio cultural y natural que merece la pena potenciar”

Este libro traza por primera vez un mapa con localidades zaragozanas en las que se puede disfrutar de los paisajes de la sal
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Ya sea para luchar contra las consecuencias de una inesperada Filomena, curtir pieles o hacer más sabroso cualquier plato, la sal es uno de los minerales más completos que existen. Aragón cuenta con un importante patrimonio cultural y natural relacionado con la sal, que destaca especialmente en la provincia de Zaragoza. Y esa “Sal en la provincia de Zaragoza” da ahora nombre a un libro escrito por el catedrático de Ciencia de la Universidad de Zaragoza, Miguel Calvo, y editado por la Diputación Provincial, que se ha presentado este jueves en la sede de la institución.

Para el autor, este libro supone la unión de su pasión y su profesión y en él constata la importancia de las minas de sal de Remolinos, que ya existían en la época de los romanos y que en la Edad Media sirvieron de fuente de ingresos fiscales a la Corona, además de abastecer a la mayoría de localidades zaragozanas. Ahora esas minas siguen destacando y es que, tal como señala esta obra, producen cientos de miles de toneladas de sal al año y cuentan con un relevante patrimonio minero.

“Tenemos que luchar para que las minas sean visitadas y conocidas”, ha manifestado el alcalde de Remolinos y también diputado provincial, Alfredo Zaldívar, en la presentación. Y es eso precisamente lo que pretende este libro, por eso su autor ha recordado que “hay pocas minas que puedan presumir de por lo menos 2.000 años de explotación continua”.

En la actualidad, la única mina activa en Remolinos es la de María del Carmen. Las más accesibles para recibir visitas son la mina La Real, que se explotó de forma simultánea junto a la del mismo nombre en Torres de Berrellén; y Secañu y el conjunto situado en el barranco de las Salinas.

La obra ha sido escrita por el catedrático Miguel Calvo

El alcalde de Remolinos ha lamentado que, en este momento, la mayoría de las minas no se pueden visitar “por precaución y temas de prevención de riesgos laborales”, aunque ha asegurado que el consistorio está tratando de hacer “todo lo posible” para que la libertad a la hora de entrar a esas minas sea pronto una realidad.

SALINAS DE MANANTIAL Y LAGUNAS SALADAS

Pero la sal no solo tiene cabida en Remolinos y por eso este libro traza por primera vez un mapa con otras 15 localidades zaragozanas en las que se puede disfrutar de los paisajes de la sal. Es el caso, por ejemplo, de Alcalá de Ebro, Alfocea, Berrueco, Las Cuerlas, María de Huerva, Mediana de Aragón, Monterde o Zuera, entre otras.

Calvo destaca las salinas de manantial en la sierra de Pardos, la salina de Nuévalos y la de Undués de Lerda, pero también las lagunas saladas situadas entre Sástago y Bujaraloz. Son alrededor de 40, extendidas ambos lados de la carretera, y en verano suelen secarse y dejar el suelo cubierto de una costra de sales.

Otro de los puntos de interés es la laguna salada de Chiprana, que cuenta con 45 hectáreas de superficie y es la única hipersalina de carácter permanente de toda Europa occidental. Y resalta también la de Gallocanta, por ser una de las lagunas saladas de interior más grandes de todo el continente.

LAS MINAS: SUMINISTRO DE SAL Y DE DINERO

“Todos los países del mundo, de una manera u otra, han utilizado la sal como fuente de impuestos”, ha explicado el autor, quien ha recordado que “las minas suponen un suministro de sal y de dinero muy relevante”, y que, por tanto, “tenemos algo que merece la pena potenciar”.

Para lograrlo la DPZ ha editado un total de 1.000 ejemplares de este libro, que se distribuirán entre los ayuntamientos de la provincias, bibliotecas municipales y centros educativos. La obra se enmarca dentro del proyecto europeo MOMAr, un programa con el que la institución provincial trata de diseñar nuevos modelos de gestión del patrimonio rural que permitan un desarrollo sostenible.