Hogueras, el Pirineo y mujeres brujas: Judith Prat rompe estigmas en el Centro de Historias

Entre el siglo XV y el siglo XVIII las mujeres eran consideradas potencialmente brujas y perseguidas a través de unas cruentas cazas que, a veces, acababan con ellas condenadas a la horca o en la hoguera. Mujeres que eran herreras, matronas o agricultoras y que fueron desterradas por el imaginario popular y los estigmas de aquellos que les achacaban poderes malignos. La mayoría de esas cazas tuvieron el Pirineo aragonés y catalán. Fue en Laspaúles donde tuvo lugar la mayor matanza de mujeres acusadas de brujería del mundo. Ahora, en el Centro de Historias y de la mano de la fotógrafa Judith Prat, la exposición «Brujas» trata de dignificar la imagen de estas mujeres y unir pasado y presente.

«Quiero establecer un diálogo entre esas mujeres acusadas de brujería y las que ahora habitan el Pirineo. Mujeres que, como aquellas, también se revelaron contra el sistema. Mujeres que son herreras, agricultoras, matronas, médicas y que ahora viven allí, en esos pequeños pueblos cuestionándolo todo», ha reconocido Judith Prat este martes.

En la cueva de las Güixas de Villanúa (Huesca) fueron 15 las mujeres asesinadas por, según la versión de sus persecutores, envenenar y hacer enfermar a la gente. Se decía que bailaban desnudas las noches de luna llena en el interior de la cueva. Entre ellas, estaba Guirandana de Lay, la primera mujer ajusticiada por la Inquisición que fue quemada en Jaca. Estas son algunas de las historias que han trascendido y que Prat trata de abordar en una exposición de 67 fotografías en las que la luz dignifica y desprende a esas mujeres de la brujería que les ha sido achacada a lo largo de los siglos.

«Las mujeres en la Edad Media tenían oficios por los que cobraban dinero, es decir, tenían ingresos, eran independientes y tenían relevancia social. La brujería fue la que apartó de un plumazo todo lo que eran y las encerró en sus casas a dedicarse al cuidado de los hijos. Fueron perseguidas y ajusticiadas y lo que intento es hacer ver que la historia que ha trascendido es la de sus persecutores, no la de quiénes eran ellas en realidad», ha explicado Prat.

La exposición cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza y el Instituto Aragonés de la Mujer, IAM. Su directora, María Goikoetxea, ha recalcado este martes la importancia de «recuperar la memoria colectiva poniendo en el centro a las mujeres». «Este tipo de exposiciones son importantísimas y más aún en la semana del 8-M. Una lucha conjunta para romper los estereotipos de género y conseguir que las mujeres puedan vivir libremente y sin miedo», ha reconocido Goikoetxea.

La exposición se podrá ver hasta el 4 de junio como un relato que, según Prat, ha trascendido con la versión de los persecutores y no de esas mujeres que solo eran mujeres, no brujas.

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