Una oposición para ser bufón real entre lienzos de Velázquez y música aterriza en el Mercado

Teatro del Mercado
photo_camera La obra se representará del jueves al domingo en el Teatro del Mercado

Es tataranieto, biznieto, nieto e hijo de bufones y por ello Estebanillo de Arguís no puede perder la oportunidad de convertirse en un bufón. Y no en uno cualquiera, sino en el único bufón real del reino de España. Para ello tendrá que pasar una oposición en la que viajará desde los cuadros de Velázquez hasta la anatomía del chiste pasando por la ventriloquía, el conocimiento de la nación española y de las artes escénicas. Lo hará en la piel, alma y voz de Alfonso Palomares y en la música de Javier García que aterrizan en el Teatro del Mercado desde el jueves hasta el domingo con "Palabra de bufón". Un espectáculo tierno lleno de poética y reflexión.

"De lo que más orgullosos estamos es de la poética del espectáculo porque dentro de la risa y los malabares tenemos a Estebanillo reflexionando sobre lo que supone ser un buen cómico, las condiciones que necesita una persona para serlo, encontrar siempre el sentido del humor, mantener todos los recursos, tener un material fantástico y cómo el público te exige siempre que estés al mil por mil. Hay unas reflexiones poéticas sobre qué es la parodia, en qué consiste, etc", ha explicado Alfonso Palomares este jueves en el Teatro Principal.

Todo el examen del bufón tiene un hilo conductor que es, ni más ni menos, que los cuadros en los que Velázquez retrató a decenas de bufones. Estos aparecerán en el escenario proyectados a través de diferentes pantallas y en formato videomapping en un espectáculo sorprendente de luces y sombras.

Entre canciones de ayer y de hoy como "Maneras de vivir", los versos más delicados de Tirso de Molina, Quevedo o Góngora, se forja una obra en la que Palomares se convierte en un hombre orquesta y se enfrenta a retos que nunca había imaginado. "La primera parte que hacemos es la anatomía del chiste y nos lo cuentan los hermanos Marx así que allí ya me convierto en Groucho y Chico. Luego también hago ventriloquía que es lo más difícil que he hecho yo en la vida porque es un número en el que el ventrílocuo quiere contar un poema y el muñeco se lo revienta y es complicadísimo", ha relatado Palomares.

En el espectáculo también se viaja al pasado, concretamente a la época barroca con Tirso de Molina para reflexionar sobre los límites del humor y la sensibilidad. "Hablamos de que ahora hay demasiadas personas que se ofenden con el humor y reflexionamos sobre esto, porque si ahora haces un chiste sobre un taxista que es idiota eso no quiere decir que te parezcan todos los taxistas idiotas. Pero tú haces humor sobre lo que conoces", ha explicado el actor.

Así, la obra es un viaje tierno y cómico para reflexionar sobre el poder de la risa en la sociedad. Y es que, como ha relatado Palomares, "necesitamos la risa porque nos cura como personas imperfectas y torpes que somos".