“Te estoy amando locamente”, ese es el título de la última película de Wagener en la que adopta el papel protagonista de Reme.

Ana Wagener es una de las actrices más conocidas del panorama nacional y aunque iniciase su carrera en el teatro, en su larga experiencia ha trabajado en obras como “Los domingos matan más hombres que bombas”, “Luces de bohemia” o “En tierra de nadie”. En la televisión también es uno de los rostros más conocidos al haber participado en títulos tan populares como “El comisario”, “La Señora”, “Hospital central” o “Padre coraje”. Ahora se ha embarcado en un nuevo reto profesional que hoy por fin lo van a poder disfrutar en primicia los primeros espectadores en la filmoteca de Zaragoza. “Te estoy amando locamente”, ese es el título de la última película de Wagener en la que adopta el papel protagonista de Reme. Ubicada en el año 1977 en Sevilla, esta película narra el inicio del movimiento Lgtbi durante los años de la transición española.

El proyecto, aunque ha sido estrenado ahora, comenzó hace ya cinco años cuando su director, Alejandro Marín, se puso en contacto con Ana Wagener para hacer un corto que realmente se convertiría en una especie de tráiler de una de las escenas de la película. “Me sedujo mucho la idea y fuimos a grabarlo Omar y yo y cinco años después el proyecto sale adelante”, reconocía la actriz.

Este papel ha supuesto para Wagener un cambio radical en los papeles que había hecho hasta el momento tal y como ella misma reconoce: “Cuando me pasaron el guion decidieron hacerlo desde el punto de vista de la madre y me quedé francamente emocionadísima cuando lo leí y con muchas ganas de hincarle el diente a un personaje que de normal a mí no me toca hacer”. El papel de Reme le costó mucho abordarlo porque “es muy yo en su forma, no en su fondo” y por ello “la composición del personaje la he hecho desde mí”, añadía y es que para construirla se inspiró en algunos familiares suyos que perfectamente podrían haber sido este personaje en la realidad.

Para adentrarse en la película fue necesario “bucear en aquella época histórica” y chocarse con algunos de los diálogos que después se ven reflejados a lo largo del film. Una de las anécdotas curiosas de las que se acordaba la actriz era que en algunos establecimientos de la época se podía leer “viuda de”, tal y como ocurre en la película. “Yo conocía parte de lo que te cuentan pero no lo había vivido”, reconoce la actriz.

Las circunstancias de su personaje, una mujer viuda, le hacen vivir constantemente en el “qué dirán” y eso se ve muy bien reflejado en cómo importaba la opinión que los demás tuvieran sobre ti. Este y otros pequeños detalles van revelando poco a poco cómo era la sociedad de aquella época y que va mucho más allá del colectivo Lgtbi: “Es una película que a mí me encantaría que la gente que no tiene nada que ver con el colectivo fuera a ver porque es absolutamente transversal y transformadora, porque al final te está contando la historia del amor de una madre con su hijo que será capaz de todo para que ese niño sea querido por ella y por el resto del mundo y eso traspasa todo tipo de fronteras”, se sinceraba Wagener.

Precisamente a lo largo de la película ese amor entre ambos se convierte en “una transformación para ambas partes porque el niño también reconoce a su madre, son dos personajes que se reconocen finalmente, que se perdonan y que se quieren porque se han visto en una circunstancia muy límite y esto yo creo que es universal”. Además de todo esto, en esta película, tal y como explicaba su protagonista, “también se pone en valor que estamos en una época completamente individualista, nos estamos haciendo cada vez más personas islas y en aquella época había una sociedad mucho más en comunidad, estaban mucho más dispuestos a ayudar y esto en la película se ve. Esto se ha perdido en esta sociedad”. Esta reflexión es una de las cosas que más añoraba y es que “se ha perdido, la gente no mira a un lado y en esta película se pone ahí en valor”.

A lo largo de toda la película hay mensajes muy potentes y situaciones que se vivieron en aquellos años como la Ley de Peligrosidad Social, que fue usada para la represión de la homosexualidad y la transexualidad en la última etapa de la dictadura franquista. Una ley de vital importancia en el transcurso de la película y una sociedad diferente aunque, tal y cómo la actriz explicaba, “es una casualidad que la película llegue ahora en un momento político en el que estamos a un mes de saber si vamos para adelante o si vamos para detrás y viendo la película dices que esto ha pasado hace cincuenta años. Te da mucho pánico que todo lo que se ha conseguido se pierda porque yo veo que ahora mismo hay gente que quiere volver a eso que no se puede concebir”.

Un odio que en la época de la película se veía reflejado de manera directa ahora se lleva a cabo a través de las redes sociales. “Ahora mismo las redes sociales son el refugio de los cobardes y como nadie sabe quién eres y no va a tener ningún tipo de consecuencia, no pasa nada. Antes se decía a la cara y ahora mismo están escondidos en sitios que cuando se quitan la careta te quedas loco”.

Sin duda, un contexto histórico, una historia real escrita a través de un personaje ficticio que encarna de manera excepcional la emblemática Ana Wagener, a quien le encantaría que todos aquellos que vieran la película “simplemente piensen, tengan tolerancia, respeto y que la libertad de pronto se les multiplique cuando salgan de esa sala”.

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