Para Valle Mozas, riojana de 24 años afincada en Zaragoza, si los sueños fuesen tan fáciles como los pintan en las películas se llamarían deseos. Ella tuvo uno y lo persiguió, no sin dificultades y no sin dejar cosas en ese camino que siguió y que, quizás para muchos, no era el que se esperaba para ella. Y entonces llegó «El comienzo», su primer poemario, y con él, «El origen», «El nacimiento», «El principio», «El inicio» y «Las semillas». Cinco sinónimos para referirse a aquellas cosas que nacen, a veces de casualidad y a veces porque tienen que nacer, y que ella plasma en forma de una poesía sencilla, que no simple, que llega directa al corazón y a las vivencias de quienes la disfrutan.

Su sueño empezó como lo hacen los grandes sueños: con algo pequeño. «Me dieron una beca del Ayuntamiento de Logroño y gracias a ella pude publicar el poemario. Encontré una editorial que me gustaba para la publicación y con eso ya pensaba que había agotado toda mi suerte», cuenta la joven. Pero la suerte no se acabó, pues ese sueño que había comenzado con algo pequeño acabó con algo muy grande y es que «El comienzo» se situó semana tras semana como uno de los diez libros de poesía más vendidos de España.
Con Luis García Montero como escritor favoritísimo y «Los versos del capitán» de Neruda rompiéndole una y otra vez todos los esquemas, Valle Mozas comenzó a escribir poesía cuando empezó a tener unos sentimientos y emociones que necesitaba canalizar. «Yo siempre he canalizado todo en la escritura y cuando mis emociones alcanzaron una complejidad al pasar al instituto y conocer a gente, amores, amistades…Allí entendí que la poesía era el vehículo idóneo para conocerme».
«El comienzo» es, dice su autora, «un libro poesía sencilla que busca establecer una conexión con el lector y que puede dar respuestas a cosas que no te atreves a nombrar». Y es que sus versos navega en aquellas cosas que son «difíciles de digerir» y en todo eso que no se nombra. Es también una de esas poesías bonitas y que se entienden pues «gran parte del desapego» que siente hoy la sociedad hacia el género es, precisamente, por lo ininteligible.
«La gente ve la poesía como algo incomprensible. Creo que no se enseña del todo bien porque muchos de los grandes escritores que estudiamos tienen un tipo de poesía muy rocambolesca. Góngora, Machado… Están muy bien pero entender ‘los Campos de Castilla’ con 16 años es casi imposible. Creo que se asocia la poesía con un lenguaje muy elevado y metáforas muy complejas y eso lo que hace es que lejos de conectar con ningún poema, tengas una distancia y hasta te sientas mal contigo mismo por no entenderlo».
Por eso, ella apuesta por una poesía que «pueda hablarle a tus vivencias personales y que te hagan conectar e involucrarte». En su poemario, de hecho, la autora se desnuda todavía más y añade unos comentarios para «crear un hilo conductor entre el lector» y lo que ella ha querido «dibujar en el poema».
Valle Mozas es, también, una enamorada de esas «grandes olvidadas» que son las poetas lationamericanas como Alejandra Pizarnik o Gabriela Mistral y lucha cada día porque se apueste por los jóvenes en el mundo del arte. «Es un mundo complicado. A los jóvenes se nos tacha de ser una generación vaga, demasiado sensible. Pero estamos en una posición muy certera y muy fuerte para aportar cosas buenas y eso se traduce en un arte consciente y emocional. Un arte de verdad que habla por todos nosotros».