Dice que le encanta la vida del teatrero «y del titiritero» y que viajar subiéndose a las tablas de una ciudad distinta cada vez es un lujo. Aunque a Álex Barahona (Madrid, 1981) tanto le da pues va del cine a la televisión y de la televisión al teatro casi sin pestañear. Donde sí pestañea, y mucho (eso sí, de perplejidad) es en «La ilusión conyugal», una comedia tan dramática como «absurda», en sus propias palabras, en las que Maxi (Alejo Sauras) y María (Ángela Cremonte) juegan a ver con cuánta gente estuvo el otro antes de su feliz matrimonio. Los tres demuestran si esa honestidad brutal de la que hablaba Calamaro es siempre necesaria o si a veces es mejor callarse. Tras subir unos cuantos días el telón en el Teatro de las Esquinas, la obra estará hasta el 22 de octubre prometiendo haciendo reír. Eso sí, no siempre es fácil hacer comedia.
PREGUNTA.- ¿Qué es La ilusión conyugal?
RESPUESTA.-Es una comedia, a ratos dramática a ratos absurda, que viene a profundizar sobre todo en las relaciones de pareja y más concretamente en el tema de la sinceridad. Arranca con una pregunta de la que no hay vuelta atrás, a bocajarro, que es ni más ni menos que decir con cuántas le ha sido uno infiel al otro. A partir de ahí es un ejercicio de sinceridad en el que está la paradoja de si ser completamente sincero o guardarse cosas…Algo de moraleja sí que se puede sacar.
P.- Dicen que el público zaragozano es un poco complicado pero vosotros ampliáis estancia en las Esquinas…¿Cómo lo has visto tú desde las tablas?
R.- He visto un público entregado, sí que habíamos hecho funciones pero no con una continuidad como hemos podido hacer aquí en Zaragoza y veníamos de unas funciones que bueno… Entre que estás montándola y no y que las comedias necesitan de ver cómo responde el público no habíamos podido experimentar lo que aquí. Hemos visto cómo el público ha entrado en masa con el teatro bastante calentito, rozando los llenos varios días. Estoy contentísimo de cómo la gente ha reaccionado y ha vivido ese aplauso final con una sonrisa de haber disfrutado y como agradeciéndonos el haberles hecho pasar un buen rato.

P.- Vienes de representar «El cuidador» de Harold Pinter, un clásico radicalmente opuesto a La ilusión conyugal…¿Cómo ha sido este cambio?
R.- Ha sido complejo porque «El cuidador» es un texto que no es contemporáneo, es de un autor inglés con un humor británico que es un poco difícil de pillar y sin embargo esta comedia es una obra en la que yo me siento mucho más a gusto. Es un disfrute como actor sentir la respuesta del público durante todo el tiempo mientras ves cómo se ríen. Para mí «La ilusión conyugal» ha supuesto volver a tener ese contacto tan directo con la gente porque hay veces que puedes hacer una obra en la que no sabes si están o no están ahí y eso es un poco desolador en ocasiones.
«Como actor es un disfrute sentir la respuesta del público durante todo el tiempo»
Álex Barahona
P.- ¿Te has encontrado con alguna dificultad sobre las tablas?
R.- Yo te diría que no. La verdad es que el equipo ha sido una maravilla yo ya conocía a Alejo (Sauras) y a Antonio Hortelano porque habíamos trabajado juntos y a Ángela (Cremonte) también la conocía aunque no hubiésemos compartido proyecto. Entonces creamos como un espacio de seguridad en el que hemos probado muchas cosas. Si en algún momento he sentido que algo no funcionaba no lo he vivido de forma dramática porque hemos podido poner sobre la mesa todos los inconvenientes. Quizás al ser una comedia y la manera en cómo estaba escrita, lo más difícil ha sido llevar el ritmo porque en comedia el ritmo es importantísimo. Pero en realidad eso es cuestión de hacer y cuando ya vas escuchando el soniquete te das cuenta de si vas muy rápido o vas muy lento.
P.- ¿Hay veces que ese soniquete no suena? ¿Es difícil hacer comedia?
R.- Es un género que requiere de precisión y tener el oído entrenado y atento, con los cinco sentidos a punto para incorporar lo que está pasando, incorporar también al público en el punto en el que está… Sí que es cierto que es complicado pero cuando una comedia sale bien es una maravilla.
P.- Te hemos podido ver en películas, series y ahora sobre las tablas. ¿Qué te aporta el teatro?
R.- Indudablemente el contacto directo con el público y también la posibilidad de explorar un personaje con más profundidad. Luego la vida del teatrero también me encanta. El ir de un lado al otro, representar en una ciudad distinta cada poco tiempo… Es algo que es muy bonito.
P.- ¿Va la gente al teatro?
R.- Yo diría que sí, podría ir más, claro, pero en general pienso que a la gente le gusta el teatro. Es verdad que cuando salimos con la función y vamos a ciudades en las que quizás no hay tanta oferta se nota muchísimo que en cuanto das algo diferente la gente responde muy bien. En Madrid por ejemplo ya es más complicado porque hay muchísima oferta y ya no es solo que tengas que atraer a la gente al teatro sino que debes sobresalir.
P.- ¿Con qué te gustaría subir a las tablas próximamente?
R.- Proyectos seguramente habrá infinitos aunque sí es cierto que soy más pro teatro contemporáneo. Aunque sí que es verdad que me gustaría mucho representar en el Teatro de Mérida, es algo que tengo pendiente, entonces a ver si en estos años puedo cumplirlo.