Cada 1 de noviembre, los cementerios se llenan de flores, encuentros y visitas a los difuntos para honrarlos y venerarlos en Todos los Santos. Un día especial y emotivo en el que el tránsito entre lápidas y panteones se vuelve constante en unos camposantos con más bullicio del que normalmente albergan. Sin embargo, hay quien no va a estos lugares solamente para visitar a sus seres queridos sino también para perderse en ellos y en su valor artístico, patrimonial e histórico. El necroturismo es una opción más para adentrarse en la historia y descubrir un lugar a través de la muerte y la concepción que esta ha tenido en el arte y en la vida. En Aragón hay un buen puñado de cementerios en los que merece la pena perderse, desde uno sacado del medievo a uno de los más bonitos de España.
CEMENTERIO DE FUENTESPALDA
Como en un viaje al pasado, el cementerio de Fuentespalda (Teruel) es uno de los más espectaculares de Aragón. Lo es porque recrea un camposanto medieval y está plagado de estelas discoideas (señalización funeraria de la época) que hacen las veces de lápidas. Estas fueron construidas durante la Edad Moderna y no dan datos acerca de los fallecidos, al menos no de manera literal, ya que, por ejemplo, dos de estas estelas llevan grabados diferentes motivos que podrían dar pistas de la profesión del difunto. En una aparece un arado y en otra dos escoplos y un martillo de picar piedra.

Hay una de estas estelas que llama la atención, pues es la única en la que aparece una figura humana representando a la muerte con su guadaña. La gran mayoría de estas estelas están decoradas por ambas caras y en ellas se puede ver el símbolo cristiano por excelencia, la cruz, y el entrelazado que hace referencia a la inmortalidad desde tiempos muy remotos. Las estelas que se pueden encontrar son alrededor de una veintena y ocupan el antiguo cementerio de la localidad haciendo de este un auténtico atractivo turístico.
CEMENTERIO DE TORRERO
Fue elegido como el cementerio más bonito de España en 2019 y cuando uno se adentra en el cementerio de Torrero (Zaragoza) es capaz de advertir el porqué. A los pinares y vegetación se une la belleza artística de los nichos, panteones y lápidas que se concentran en el que es el camposanto más grande de Aragón. Con más de 200 años de historia, en él conviven los hábitos funerarios y artísticos del siglo XIX al XXI sin perder la armonía estética.

El camposanto es un Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés y en él están enterrados algunos personajes ilustres como Joaquín Costa, Miguel Fleta, Demetrio Galán Bergua o Ángel Sanz Briz, el conocido como Ángel de Budapest. Pero si el cementerio llama la atención por algo es por la gran producción artística escultórica y pictórica que uno puede admirar mientras lo recorre. Los panteones, desde el de Juan Bruil al de la familia Gómez y Sancho, son obra de artistas como Ponzano, Clarasó, Ricardo Magdalena o Marcelo Carqué y representan figuras alegóricas del alma o de la muerte.
También se pueden encontrar algunas impresionantes esculturas como la de la Virgen del Pilar tallada en mármol o hasta una esfinge egipcia en alguno de los panteones. El cementerio de Torrero organiza visitas guiadas para Todos los Santos con el fin de que el público se adentre y pueda conocer su valor artístico.
CEMENTERIO DE ALBARRACÍN
Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de España y su cementerio no podía ser menos. Rodeado de vegetación, el camposanto está construido en una ladera y presidido por una torre. La «Torre de Doña Blanca» evidencia la presencia de musulmanes en la localidad turolense y, según cuenta la leyenda, fue el refugio de Doña Blanca para alejarse de su hermano cuando este subió al trono. La torre formaba un conjunto defensivo en el Albarracín musulmán y desde arriba se puede contemplar todas las tumbas.

El camposanto es uno de los más pintorescos de Aragón porque está completamente rodeado de vegetación y tiene vistas a las montañas, lo que hace que pasear por él sea como hacerlo por un gran jardín.
LA TORRE DE LOS ITALIANOS
Una gran torre de piedra maciza gris se alza imponente en el corazón de Zaragoza, pero no muchos conocen el porqué ni la historia detrás de esta torre fortificada. Adosada a la iglesia de San Antonio de Padua, en el Paseo de Cuéllar, esta gran edificación de 42 metros es, en realidad, un cementerio en las alturas. Un Mausoleo Militar Italiano, bautizado como Sacrario Militare Italiano (como reza la inscripción de la entrada), propiedad del Gobierno de Italia y, por tanto, considerado en suelo italiano.

Durante la Guerra Civil española murieron en España miles de combatientes italianos, por lo que cuando la contienda llegó a su fin, se acordó construir un mausoleo donde dar sepultura a las víctimas que se encontraban dispersas por los cementerios de todo el país. Un lugar dentro de la geografía española que los reuniera a todos. Así fue como a principios de los años 40, por orden de Mussolini, se mandó edificar en Zaragoza este cementerio en altura para 2.889 soldados italianos caídos en batalla.
UN «CEMENTERIO» DIFERENTE EN QUINTO
Bajo los ladrillos y el suelo de la antigua Iglesia de La Asunción en Quinto había enterrados algo más de mil cuerpos en una suerte de cementerio. Quince de ellos se momificaron de forma natural y llegaron hasta nuestros días de una manera asombrosa teniendo en cuenta que eran cuerpos de los siglo XVIII y XIX. En la antigua Iglesia de La Asunción fueron enterrados y allí pueden ser vistos con sus ropajes y ataúdes.

El Museo de las Momias de Quinto es el único museo en el que se exponen momias en el mismo lugar en que fueron exhumados los cuerpos. Y como dicen ellos, «entrar al Piquete es como trasladarse a una época pasada. A un lugar donde el reloj se paró hace tiempo. Donde confluyen energías de años atrás, con el conmovedor olor a la Guerra Civil que el edificio desprende y con el escalofrío que uno siente al mirar a la vida y a la muerte al mismo tiempo, muy de cerca».
CEMENTERIO E IGLESIA DE SAN MARTÍN EN OLIVÁN
En la pequeña localidad de Oliván (Biescas, Huesca) se erige uno de los cementerios más pequeños y curiosos de todo Aragón. Rodeado por un muro de piedra y sobre una pequeña pendiente con hierba, el camposanto acoge no más de una decena de lápidas embellecidas con flores. Y justo detrás del camposanto se levanta la iglesia de San Martín, una construcción que data del siglo XI.

La iglesia parroquial es uno de los mayores ejemplos del Románico del Gállego y está considerada como uno de los templos más interesantes del Serrablo. Además, la presencia del cementerio justo al lado de la iglesia hace viajar al pasado, pues antiguamente los camposantos siempre rodeaban a los templos hasta que comenzaron a ubicarse en el extrarradio de las diferentes localidades.
CEMENTERIO DE ALFOCEA
En el cementerio de Alfocea (Zaragoza) los nichos y sepulturas no siguen un criterio estético ni tienen un orden concreto. Podría tratarse de un camposanto más si no fuera porque está construido junto a los muros de un antiguo castillo y porque parte de esas edificaciones han sido utilizadas para la construcción de nichos.

Además, su valor arquitectónico también es mayúsculo y, por ello, es uno de los Bienes de Interés Cultural de Aragón.