Muy “poquito” necesitó Valeria Castro para ganarse al público zaragozano el sábado en las Esquinas. La artista canaria demostró su talento mucho antes de subirse al escenario haciendo un “sold out” con todas las localidades vendidas y ni una sola butaca libre. Con su vestido de flores y unos pendientes de la misma temática, el escenario se le quedaba pequeño conforme avanzaba el concierto que con cada aplauso del público se iba haciendo más y más grande.
“El corazón no es una nevera”, cantaba la artista guitarra en mano en uno de sus temas más reconocidos al que le siguieron otros que decían eso de “no hay culpa, solamente todavía esto me asusta” o su tema “abril y mayo”. Durante la hora y media de concierto rompió “techo y paredes” y le cantó a “la raíz”, a su tierra natal, Canarias. Precisamente esta última canción (La raíz) le ha llevado directamente a estar nominada a mejor canción de cantautor en los Latin Grammy que se celebrarán este jueves en Sevilla. Algo tan trágico en la isla como la erupción del volcán que arrasó con todo a su paso ha hecho que el tiempo todo lo cure y ya solo hay cabida para la esperanza y quién sabe, quizás para un galardón en la estantería.
En todo momento estuvo acompañada por una teclista, un guitarrista, un bajista y un batería que hacía además magia con diferentes instrumentos de percusión a los que se unía también Valeria en algunos de los temas como en uno de los más emotivos de la noche cuando entonó “cuídate” a la vez que se encargaba también de la percusión y sonsacaba las lágrimas de la gran mayoría de los asistentes.
Hubo momentos de soledad en los que la cantante no le tuvo pánico a quedarse sola en el escenario ante la atenta mirada de las cerca de mil personas que el sábado disfrutaron del directo de una artista que cerrando los ojos podías imaginarte que estabas escuchando las canciones directamente de una lista de reproducción.
Canaria y a mucha honra, en todo momento tuvo muy presente su isla y la lejanía de su gente y de “un hogar”. Unos sentimientos que plasma con maestría en cada una de sus canciones y que encima del escenario fue un paso más allá atreviéndose incluso con algún que otro baile, un solo en el teclado y hasta dejando a un lado “la microfonía” llenando únicamente con su voz un abarrotado Teatro de las Esquinas.
No tuvo que pedir perdón “por no darse cuenta”, ni tampoco guardar “los justificantes de los hechos”, sino que le bastó con hacer un concierto “con cariño y con cuidado”, título del primer disco de la artista que dejo el listón bien alto en Zaragoza antes de Sevilla y de cruzar el charco y poner rumbo a su gira en lationoamerica.
Sus referentes: su madre y su abuela. Y para ellas y para todas las amigas, hermanas, madres allí presentes terminaba un emotivo concierto a grito de “guerrera” con un público entregado que no dudo en ponerse en pie y “gritar a viva voz” eso de “ay guerrera, yo te llevaré la vida entera” y que entendió el mensaje que muy sabiamente le dieron en su momento a Valeria y que hoy se ha convertido en todo un himno: “Cuídate, cariño, hazlo por ti primero, que a poquito que empieces nadie te podrá apagar”.