Casi tres meses separan la victoria del Real Zaragoza en Málaga del último entrenamiento en la Ciudad Deportiva. Los de Víctor Fernández tienen señalado el fin de semana del 12 de junio como fecha clave. Ahí está el horizonte de la vuelta, y para ello ya han activado ese chip mental competitivo.
Se ha hecho esperar demasiado ese regreso, y los jugadores maños desean volver. “Todavía se está haciendo larga”, señala el centrocampista Dani Torres, portavoz del vestuario este miércoles. A pesar de todo, considera que el equipo está “muy motivado”. Y lo que es más importante, “con la ilusión de culminar el trayecto”, obteniendo el ansiado ascenso.
La luz comienza a verse al final del túnel. Pasar de no poder salir de casa hace apenas un par de meses a entrenar en la Ciudad Deportiva “es un gran avance”, ha señalado el colombiano. Gracias a ello podrán encarar la competición, algo para lo que están muy motivados, y así estarán buscarán llegar “lo mejor posible”. Ya pueden entrenar por grupos, y cuando se les permita hacerlo con normalidad, verán verdaderamente cómo afrontan la competición.
El reto ahora está en adaptarse a una competición que nada tiene que ver con lo que siempre había sido. “Tenemos que tratar de acoplarnos y acostumbrarnos, saber que esto va a ser así y sacar el mejor provecho a las herramientas que podamos tener”, apuntaba el cafetero. Los futbolistas coinciden en que hay un hecho que condicionará absolutamente el nuevo fútbol: no habrá público en los estadios.
Perder la fuerza de La Romareda supone dejar atrás el componente vital, la esencia de jugar en casa; es sinónimo de perder a 30.000 hinchas que se lo dejan todo por su equipo. Va a ser “lo que más va a echar en falta” la plantilla zaragocista. Aun así, los aficionados ya se encargan de hacerles llegar su apoyo, y los futbolistas quieren devolver la confianza depositada.
La filosofía del “partido a partido” continúa instaurada en el Real Zaragoza. Primero, el Alcorcón. Después, ya se verá. La única certeza que tienen los de Víctor Fernández es que comienzan la “nueva liga” con cinco puntos de diferencia sobre el tercer clasificado. Lejos de servir para confiarse, debe utilizarse como una inyección de adrenalina para consumar el ascenso a Primera División.
