El Andorra aprovecha los regalos del Real Zaragoza para incendiar La Romareda (0-2)

Giuliano Simeone fabricó prácticamente todo el juego ofensivo del Real Zaragoza
photo_camera Giuliano Simeone fabricó prácticamente todo el juego ofensivo del Real Zaragoza

Dos tiros a puerta en los dos añadidos de cada mitad le sirven al Andorra para llevarse los tres puntos de La Romareda y volver a incendiar el ambiente zaragocista. Primero fue un regalo de Vada y una horrorosa defensa a balón parado lo que decantaron el marcador en el descanso, mientras que Carlos Martínez terminaría de culminar su victoria ya en el 92. El Zaragoza se lleva un excesivo 0-2 pese a vivir solamente de las arrancadas de Giuliano en ataque, perdonando ocasiones primero para adelantarse y después para empatar el encuentro.

Si Carcedo apostaba por repetir once titular después de ganar 0-2 en Tenerife, Eder Sarabia revolucionaba su equipo con hasta diez cambios pese a vencer por 3-0 a la Ponferradina, ni siquiera manteniendo al delantero Carlos Martínez, autor de un hat-trick ante los bercianos. Tuvo el Zaragoza los dos primeros acercamientos al área rival, con una falta lateral colgada por Manu Molina y una gran recuperación de Mollejo en línea de fondo, pero ninguno de los dos encontró un remate.

Ambos equipos querían hacerse con la posesión del balón, pero también tenían bien claro cómo defender, los dos asentados en tres centrales, y presionar cuando intentaba jugar el rival. Sin dueño transcurrió un primer cuarto de hora hasta que Giuliano trató de romper la monotonía con una arrancada desde tres cuartos hasta la frontal del área, pero el disparo fue tapado por Alende.

Poco a poco, el Andorra buscaba imponer su estilo de juego de posesión con un ritmo muy bajo, tratando de desesperar al rival y provocar desajustes y espacios, a lo que el Zaragoza respondía con una sólida defensa y con la velocidad de Giuliano a la espalda de la zaga pirenaica. La primera ocasión de peligro para los visitantes llegó a la media hora de partido, con un caracoleo de Altimira dentro del área, deshaciéndose de Lluís López y Gabi Fuentes, y poniendo el balón a la llegada de Sergio Molina, que no encontró portería.

La tuvo también Simeone en la siguiente jugada, aprovechándose de un desconcierto de la defensa andorrana, pero Lizoain sacó un pie casi de la nada para privarle del gol al argentino. Otro argentino, Vada, autor de un doblete en Tenerife, no pudo enviar a la red un fuerte servicio atrás del “Cholico”, del que nace absolutamente todo el peligro del Zaragoza. Rozó el gol Mollejo en una contra bien llevada por Larra y que obligó a Lizoain a sacar una mano acrobática para mantener la puerta a cero.

Pero cuando mejor estaba el Zaragoza, con tres importantes llegadas en diez minutos, y todo se iba al descanso con 0-0, llegó el regalo habitual de la defensa zaragocista. Empezó Vada regalando un córner en contra en el minuto 46, y siguió la zaga en bloque perdiendo la marca de Bakis, que remató a placer para anotar el primer gol de la tarde y volver a llevar el nerviosismo a La Romareda.

SEGUNDA PARTE

Ya con 0-1 en contra, Carcedo estaba obligado a darle una vuelta a todo su planteamiento, que, quitando el córner regalado por Vada en el 46, no había salido mal. Ya no servía la idea inicial de regalarle el balón al Andorra en zonas sin peligro, por lo que quitó a Petrovic para dejar atrás la defensa de tres centrales e introducir a Eugeni, que volvía al campo después de su lesión. El “8” fue el primero en buscar el empate con un duro disparo lejano, pero el Andorra no lo iba a poner nada fácil y amenazó la meta de Cristian con dos centros laterales que no encontraron rematador por milímetros.

Era Giuliano quien comandaba todo el juego ofensivo de un Zaragoza que echaba en falta más jugadores que lideraran el ataque, con Vada y Mollejo completamente desaparecidos en ataque. El colegiado anuló por claro fuera de juego un gol de Simeone, que, sin compañía en ataque, apenas podía hacer más que pelear y correr por el campo rival.

El Andorra iba reduciendo el empuje inicial del Zaragoza a base de largas posesiones y de desajustar todo el Zaragoza. Carcedo recompuso su centro del campo con Zapater y Francho y reforzó su ataque con Gueye para cambiar la dinámica de una tarde que amenazaba con volverse gris de nuevo. Pero apenas supuso ningún volantazo en el juego, con los visitantes cada vez más poderosos con balón y desquiciando a un Zaragoza -y a toda la grada- que solo corría detrás del balón.

Llegaban los últimos diez minutos sin ideas en el Zaragoza para buscar el empate, más allá de balones en largo buscando que Gueye los controle, a poder ser sin estar en fuera de juego ni hacer falta, y Giuliano, fundido, pueda correr. La tuvo el delantero senegalés con un cabezazo casi a placer, pero no encontró la portería de Lizoain, que atrapó sin problemas un disparo lejano de Eugeni. También lo rozó Giuliano, que se aprovechó de la defensa adelantada del Andorra para encarar al portero rival, pero se quedó sin ángulo y no acertó entre palos.

Pero lejos de llegar el empate, lo que iba a caer iba a ser el 0-2. Con el Zaragoza ya sin fe, Carlos Martínez aprovechó un centro de Altimira para rematar el partido y terminar de incendiar La Romareda. Excesivo castigo para un Zaragoza que ve alejarse los tres puntos con dos tiros a puerta en los descuentos de cada mitad y que vuelve a incendiar a la grada blanquilla.