Se cuenta de un político que, incapaz de hilar cuatro palabras que no llevara escritas en un papel, acudía a su sobrino, un tipo cultivado e inteligente, pero cínico y burlón que, harto de escribir discursos vacuos, modificó una frase del último texto que el político, confiado, leyó sin revisarlo previamente. He aquí la frase alterada: Y dijo el señor: Setenta monos en la pradera.
¿Puede el lector adivinar qué decía la frase antes de ser alterada?
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SOLUCIÓN: Y dijo el Señor: Sentémonos en la pradera.