En el conjunto de 2018, la economía aragonesa continuó por cuarto año consecutivo con el proceso de expansión del PIB regional y creció de forma vigorosa y estable hasta el 3,0% interanual, según recoge el Boletín Trimestral de Coyuntura número 64, publicado hoy, que incluye el análisis de la evolución de la economía internacional, española y, especialmente, aragonesa en el cuarto trimestre de 2018 y en el conjunto del año.
En el mercado de trabajo, favorecido por la positiva evolución económica, el número de activos y ocupados aumentó de forma apreciable y la tasa de paro se redujo hasta situarse en el 10,6% en el conjunto del año. Por su parte, la evolución de los precios dibujó una senda creciente con tendencia a la moderación en el último tramo del ejercicio, mientras que los costes laborales aumentaron de forma comedida.
La economía aragonesa mostró un tono menos dinámico a finales de 2018, en línea con la tendencia generalizada de desaceleración en los niveles de actividad de la economía española e internacional. Así, durante el cuarto trimestre de 2018, la Comunidad Autónoma Aragón creció a un ritmo del 2,4% anual, gracias a la positiva evolución de todos los sectores económicos, la solidez de la demanda interna y el destacado impulso de la demanda externa.
A nivel nacional, la economía española registró en el conjunto de 2018 un crecimiento del PIB del 2,6% interanual, según la Contabilidad Nacional Trimestral de España publicada por el INE, dato inferior en cuatro décimas registrado en 2017. Si se atiende al perfil de crecimiento a lo largo del año, la tasa de variación anual del PIB siguió una tendencia hacia la desaceleración a lo largo de 2018, mientras que la tasa de variación intertrimestral permaneció estable, en torno al 0,6%, si exceptuamos el tercer trimestre del año cuando el avance fue de cinco décimas trimestrales.
Por lo que respecta al plano internacional, de acuerdo con la OCDE, la expansión de la economía global seguía perdiendo impulso en los primeros compases del año 2019, continuando con la tendencia a la desaceleración iniciada a mediados del año anterior.
Además, las previsiones de crecimiento han sido revisadas en general a la baja, de forma particularmente intensa en la eurozona (cuyo comportamiento fue ya más discreto de lo esperado en 2018, con un crecimiento del PIB del 1,8% anual), tanto para el presente ejercicio 2019 como para el próximo año 2020. La elevada incertidumbre política, las tensiones comerciales y el deterioro de la confianza de empresas y consumidores son factores que están contribuyendo a la ralentización. Por su parte, la normalización de la política monetaria ha entrado en pausa.