El maíz se consolida como el cultivo de referencia del regadío aragonés

El maíz representa el 65% de la superficie de los cultivos extensivos de verano en Aragón
photo_camera El maíz representa el 65% de la superficie de los cultivos extensivos de verano en Aragón

Los agricultores y cooperativas aragonesas han reafirmado en 2020 la preponderancia del cultivo del maíz en sus campos de regadío. En esta última campaña han superado las 85.000 hectáreas sembradas con una producción cercana a las 900.000 toneladas aproximadamente el 25% de la cosecha nacional. Unas cifras en su conjunto positivas amparadas en las excelentes resultados alcanzados en los maíces de primera siembra que disfrutaron el pasado año de una primavera lluviosa y un verano seco y caluroso lo cual se tradujo en una excelente floración y llenado de los granos.

Así lo explicaron en rueda de prensa online los responsables técnicos de la Red Arax en la presentación del primer dosier de cultivos extensivos de verano que se realiza dentro de Aragón y que abarca todos los ensayos varietales y de calidad que se han diseñado y cosechado desde el Centro de Transferencia Agroalimentaria (CTA), las Cooperativas Sclab de Barbastro, Virgen de la Oliva de Ejea de los Caballeros, San Licer de Zuera, Los Monegros de Sariñena y Cadebro de Casetas y el Atria “Arroceros de Huesca”. Gracias estos trabajos de investigación se ha testado el comportamiento de cada uno de los cultivos en los principales sistemas de regadío.

“Dentro de los extensivos de verano el maíz sigue siendo el más importante de toda la comunidad”, ha subrayado Jesús Abadías, responsable de innovación de Cooperativas Agro-alimentarias de Aragón. “La última cosecha ha sido buena en producciones y los precios están acompañando alcanzando estos días los 235 euros por tonelada seguramente por los problemas que ha habido en países como Ucrania y Brasil en unos mercados totalmente globalizados. En esta coyuntura podemos anticipar un inicio de la campaña de siembra 2021 esperanzador para los agricultores y cooperativas, que apuestan por este cereal tan importante para las explotaciones de regadío”, ha remarcado.

De hecho, el maíz representa el 65 por ciento de la superficie de los cultivos extensivos de verano en Aragón. Una preponderancia que se ha consolidado en los últimos años gracias al incremento de las segundas siembras después de otros cereales como las cebadas malteras. “Es una práctica -ha explicado Abadías- que se afronta fundamentalmente en los regadíos a presión de la provincia de Huesca y Monegros sur bien amueblados que permiten realizar sendas cosechas por hectárea y año. Prácticamente la mitad del maíz que se produce en Aragón es de variedades de ciclo corto”, en las que se han impuesto las semillas transgénicas resistentes al gusano del taladro.

Coexistencia del maíz 

“Sabemos que en los maíces de segunda cosecha, de siembra tardía, el riesgo de las segundas generaciones de taladro y de las microtoxinas derivadas de esta plaga son mayores”, ha explicado Miguel Gutiérrez, responsable de la unidad de cultivos herbáceos del Centro de Transferencia Agroalimentaria de Aragón. De hecho, el valle del Ebro es una de las pocas regiones del mundo donde convive el maíz transgénico con destino a pienso con las variedades de consumo humano.
“Éstas representan el 23% de toda la superficie de la comunidad gracias a la implantación en el territorio de las empresas Liven Agro y Tereos. Está claro que la rentabilidad económica no sólo se basa en la gestión de gastos e insumos también hay que buscarla en cultivos de valor”, ha remarcado.

El dosier técnico de cultivos de verano, que se pone a partir de ahora a disposición de todo el sector cerealista, también recoge los trabajos agronómicos y de calidad desarrollados alrededor de la soja, con un titular realmente llamativo: “la mitad de todo lo que se está cosechando en España ya sale de suelo aragonés”, según Gutiérrez. En los últimos cuatro años se ha pasado de no cultivarse a alcanzar las 563 hectáreas en 2020. “Con todo el trabajo que llevamos desarrollado y que hemos consolidado con el grupo soja del valle del Ebro, nuestra comunidad se encuentra en una posición inmejorable para liderar la producción en el país”, concluye.

No en vano la PAC va apoyar en los próximos años la implantación de este cultivo en su camino hacia la autosuficiencia alimentaria (España importa entre 5 y 7 millones de toneladas de soja al año) y en respuesta a la necesidad de cultivos que aporten nitrógeno a los suelos agrarios. Una premisa medioambiental que también cumple la alfalfa, que con 57.000 hectáreas de superficie y 750.000 toneladas de producción, ha crecido un 8% en el último año. Aragón cuenta con una red de 43 deshidratadoras (25 pertenecen a cooperativas) lo que le ha consolidado en el liderazgo del sector de los forrajes y le ha permitido exportar en el último año a 40 países diferentes.

La rueda de prensa online ha contado con la presencia de Domingo Borruel, director de Cajamar, entidad que está colaborando en la difusión de los trabajos de investigación: “La innovación es la vía para dar respuesta a los distintos desafíos y oportunidades a los que nos enfrentamos. Por un lado están las demandas del consumidor, que quiere disfrutar de productos más saludables, con alto contenido en determinados elementos nutritivos como son las proteínas vegetales o los componentes bioactivos.

Por otro, están las exigencias de la sociedad, que quieren que los sistemas de producción y transformación sean cada vez más eficientes y respetuosos con el medioambiente”, ha dicho. También ha recordado que la mejora de los cereales y leguminosas beneficia a 40.000 explotaciones aragonesas que ocupan más de un millón de hectáreas de superficie.

Por último, el dosier técnico ha recogido los ensayos agronómicos y de calidad que se han realizado sobre el girasol -donde se destaca la aparición de las variedades con alto contenido en aceite- y también sobre el arroz. Un cereal que en los últimos años ha retrocedido hasta las 4.400 hectáreas en Aragón pero que busca nuevas fórmulas de producción más rentables para el agricultor a través de los ensayos que ha coordinado el Atria “Arroceros de Huesca” en Erla (Cinco Villas) y Villanueva de Sijena (Monegros). En estos trabajos se ha probado con éxito rebajar la salinidad de los suelos agrícolas con polvo de alabastro.