El ocio nocturno y la cultura recorren las calles zaragozanas exigiendo ayudas y reaperturas

Los manifestantes han leído un manifiesto en plaza de España
photo_camera Los manifestantes han leído un manifiesto en plaza de España

Apenas eran las 10.00 horas cuando la plaza San Francisco empezaba a acoger a los primeros trabajadores y empresarios del ocio nocturno y los espectáculos que se habían dado cita. En total, ya son 334 días sin levantar la persiana. La idea que llevaban era clara: recorrer Gran Vía y el paseo Independencia exigiendo ayudas al sector y la reapertura de sus locales.

No todos las tenían consigo. Alberto Capuzano, representante del ocio nocturno y presidente de la asociación de discotecas, mostraba su serio malestar. “Nos dan unas ayudas menores que las pagas que recibe de media un adolescente por parte de sus padres”, señalaba al comenzar su intervención. El organizador sostenía que el Gobierno de Aragón se había dedicado a arruinar al sector, y que se podía hacer “un ocio seguro”.

Hasta ahí también habían acudido representantes del sector de los espectáculos, también muy molestos por su situación actual. Todos coincidían en que la suspensión de las giras y de los eventos había supuesto un auténtico mazazo al sector, especialmente por ser tan inesperado. Era un dinero “con el que los músicos y artistas contaban”, porque ya se habían realizado reservas, y ahora “se han quedado en nada”.

Algo similar pasa con los Food Truck, que califican de “imposibles de entender” las medidas. Chema Ramón Cosial, presidente de la asociación del sector en Zaragoza. “No puede ser que se favorezca el consumo en las terrazas y nosotros, que no tenemos consumo en interior, no podamos abrir”, señalaba el hostelero. Simplemente les pide “una reflexión” por “negar la alegría a través de unas normas que no se agarran a la lógica”.

En definitiva, la manifestación de este domingo ha servido para reiterar una vez más el “estado de UCI”, como señalaba Campuzano, de todo el sector. La cantidad que se ha dejado de facturar es cercana a los mil millones de euros, según los propios organizadores. Por tanto, el deseo es evidente: ayudas y apertura.