La planta de Stellantis en Figueruelas da el pistoletazo de salida este jueves a las negociaciones del nuevo convenio colectivo. Con unos dos meses de retraso a petición de la empresa, el Comité y la Dirección arrancan las conversaciones para definir el marco laboral que regirá la factoría para los próximos años, en un entorno económico todavía marcado por los altos precios, la inflación y la crisis de microchips.
En este sentido, el establecimiento de un plan social marcará buena parte de las reivindicaciones de UGT, la principal fuerza sindical dentro de la planta zaragozana. En este sentido, y aunque se encuentran negociando una plataforma conjunta con el resto de sindicatos, requerirán un incremento salarial del IPC más el 1,5%, además de mantener el contrato de relevo, ampliar a jornada completa el horario de los trabajadores más jóvenes, la paga por beneficios o acoger al cuadro de técnicos en este convenio.
No obstante, la presentación de un plan industrial será la segunda pata que marcará la postura de UGT, centrándose en la llegada a Figueruelas de la plataforma STLA para poder producir vehículos eléctricos a partir de 2026, toda vez que la vida útil del Crossland X y el C3 Aircross finaliza en 2024, y a la espera de la confirmación del nombre del nuevo modelo que llegaría a la factoría. “No están actualizados a nivel de emisiones y lo queremos solucionar. Estamos hablando de muchos puestos de trabajo”, ha detallado la responsable de la sección sindical de UGT en Stellantis, Sara Martín.
En una línea similar, desde CCOO van a demandar una mejor gestión de las medidas de flexibilidad para adaptarse al flujo de microchips, ya que actualmente se anuncian “de un día para otro” y debería “modularse”, según la secretaria general de CCOO Industria, Ana Sánchez. “No cuestionamos la flexibilidad. Es un elemento que da seguridad de continuidad a la planta. Pretendemos que se gestione de una mejor forma a como hasta ahora”, ha expuesto.
Igualmente, requieren incrementos salariales al IPC y que se mejore la retribución de los trabajadores que menos cobran, ampliándoles al 100% de la jornada y reduciendo la carrera profesional. Además, quieren volver a ver la planta llena de modelos. “Debe haber unos niveles bastante mayores a los que pueden quedar tras perder el Aircross y el Crossland. Esa merma en la producción puede verse compensada con otros modelos que estamos reclamando. Queremos participar en el diseño de futuro de Stellantis para sus plantas”, ha remarcado Sánchez.
UN CLIMA MÁS TRANQUILO QUE EN 2018
Las negociaciones que arrancarán este jueves poco tendrán que ver, o, al menos, así se espera, con las vividas en enero de 2018, recién comprados por la francesa PSA, y en las que se llegó a amenazar con el futuro de la planta de Figueruelas. “Nos dio oxígeno en cuanto a empleo, pero impuso las formulaciones de PSA, que encajaron mal en la plantilla. La apreciación que se tiene de Stellantis es que la planta funciona bien y con calidad, y es un marco de beneficios”, ha afirmado la secretaria general de CCOO Industria.
Entonces, e incluso con la intervención del Gobierno de Aragón, casi 3.000 trabajadores validaron el acuerdo alcanzado entre la Dirección y los sindicatos prácticamente sobre la bocina. Incluía una congelación salarial durante 2018, un incremento del 50% del IPC real en 2019 y 2020, y del 60% del IPC en 2021 y 2022, siempre condicionado al plan industrial que utilice a plena capacidad la planta zaragozana, a 478.000 unidades/año. Además, se recuperaron los contratos de relevo, aunque parcialmente, para los nacidos en 1957 y se procederá a la renovación de la plantilla para los empleados nacidos entre 1958 y 1961.