“Se consolida la ausencia del fantasma de recesión, parece que desaparece ese riesgo”. Esta es la principal conclusión que se desprende del boletín cuatrimestral del Colegio de Economistas de Aragón, presentado este jueves por su decano, Javier Nieto, y por uno de los miembros de su junta de gobierno, José María García. Aunque, eso sí, los economistas prefieren ser cautos, ya que los datos sí denotan una “desaceleración del crecimiento” en los últimos trimestres, una tendencia que esperan que continúe en los siguientes.
En cualquier caso, el boletín -que se realiza en colaboración con la CEOE- concluye que este 2023 se inicia con indicadores, por lo general, positivos, aunque “sin mostrar elevados crecimientos”. Una evolución que los economistas aragoneses definen como “positiva pero muy plana en la primera mitad del año”, con la previsión, eso sí, de que crezca durante la segunda parte del mismo.
En estos momentos, la principal preocupación que muestra el Colegio de Economistas tiene que ver con la inflación subyacente, situada por encima del 7%. Un tipo de inflación que, como explica García, “evoluciona más lentamente”, por lo que su crecimiento y decrecimiento se produce de forma más moderada. Con todo, la tendencia con la que Aragón ha empezado abril parece ser a la baja, aunque García apostilla que todavía desconocen si es “una tendencia o el rebote por el mes de marzo”. Un mes que han calificado como “excepcional”, aunque matizando que era algo esperado, debido al incremento de precios sufrido en el mismo período del pasado año.
Asimismo, el informe subraya de nuevo que los precios siguen teniendo un crecimiento “muy acelerado”, de entre el 3% y el 7%, pero que “como venimos del 10%”, la sensación es que la inflación desciende, nada más lejos de la realidad. “Es la pendiente la que desacelera”, apostilla García, que añade: “No hemos controlado todavía la inflación”.
EN BUSCA DE LOS NIVELES PREPANDEMIA
Por otra parte, el boletín estudia la evolución de otros indicadores, como el PIB o el empleo. En el caso de la producción, Aragón ha experimentado un crecimiento de entre el 4,8% y el 5%, unos datos que, pese a ser positivos, no alcanzan las previsiones que hablaban del 7,1%. Una situación que coincide con la del ámbito estatal, donde se ha crecido en 5,5 puntos frente a los 7 esperados. No obstante, García señala que estos datos “no han ido tan mal como esperábamos a mitad de año”. Sin embargo, España es, junto a Hungría y Gran Bretaña, uno de los países de la OCDE que todavía no ha recuperado los niveles prepandemia. Un objetivo que no está lejos (el país estaría en torno al 95% o 96% de alcanzarlo), y que incluso algunas fuentes privadas ya dan por conseguido.
En cuanto al empleo, la principal cuestión a resolver, según los economistas aragoneses, vuelve a ser la de recuperar los niveles pre Covid, algo que sí se ha alcanzado en el conjunto nacional. Así, dice García, los números de ocupación “no son muy positivos, pero tampoco excesivamente negativos”, aunque "crecen por debajo de la media anual". Unos datos que, además, todavía no contemplan los efectos de la nueva reforma laboral, ya que la entrada en vigor de esta fue el pasado 1 de abril, por lo que todavía habrá que esperar para extraer conclusiones.
El Boletín Cuatrimestral de Coyuntura Económica analiza del mismo modo la industria y el sector exterior, dos aspectos en los que Aragón obtiene buenos resultados. En lo que respecta al sector industrial, la comunidad aragonesa se muestra “más robusta” que la del conjunto del país, aunque “los últimos meses de 2022 y el inicio del 2023 revelan una evolución algo más negativa”. El sector exterior aragonés, por su parte, registró cifras récord de exportaciones en 2022. En ese sentido, pese a que las ventas aragonesas han crecido a un ritmo más lento que las nacionales, el informe concluye que este área “sigue mostrando una gran fortaleza”.
