Cuando se cumplen dos meses de la tormenta del 6 de julio, que anegó buena parte de Zaragoza e inundó el colegio María Zambrano y otros puntos de Parque Venecia, el Colegio de Geógrafos de Aragón ha emitido un nuevo informe en el que desaconseja iniciar el curso lectivo en las instalaciones e incluso recomienda a los padres reubicar a los alumnos en otros centros educativos. El texto contradice también a los responsables educativos del Gobierno de Aragón, que hace 24 horas auguraban un inicio lectivo “con normalidad” gracias a los trabajos de las últimas semanas, al considerarlos insuficientes.
En el aniversario de la inundación, los expertos valoran “negativamente” los primeros pasos al respecto de las administraciones local y autonómica, como la instalación de un muro alrededor del edificio. Piden solucionar el problema de raíz. En otras palabras, eliminar “cualquier equipamiento en el cauce del Barranco de la Muerte” e incluso modificar el Plan de Urbanismo (PGOU) aprobado en 2007 y catalogar la zona como “no urbanizable”.
“En suma, el Barranco tiene un riesgo muy alto de avenidas torrenciales severas debido a un retorno corto de precipitaciones intensas en menos de 24 horas. Los datos físicos, meteorológicos y urbanísticos evidencian que el suelo sobre el que discurre está ocupado legalmente pero de forma indebida”, explican en el texto, lo que para la institución pone de relieve la necesidad de elaborar un nuevo informe de riesgos. Es “obligatorio, urgente e inequívoco”, recalcan.
LOS INFORMES “IGNORAN EL RIESGO DE AVENIDAS”
A juicio de los geógrafos, los informes del Ejecutivo autonómico y el Ayuntamiento de Zaragoza ignoran el riesgo de avenidas torrenciales. En su lugar, señalan, “todas las intervenciones proponen hacer un seguimiento del caudal” y crear “un cauce seco por detrás del CEIP María Zambrano hacia la Z-30”. Este nueva vía por la que discurriría el agua, “con una sección máxima de 20 metros, sería incapaz de laminar una riada” hasta nueve veces más grande de lo que el canal puede sostener.
Asimismo, critican los dos estudios porque ninguno “acompaña sus medidas de seguridad con intervenciones de laminación en el tramo alto y medio del Barranco”. Por tanto, no se garantiza la seguridad “ni a corto (menos de cinco años) ni a medio (de cinco a diez) ni a largo plazo (más de diez) y sobre todo la de las personas que ocupan ese lugar en horarios lectivos y extra-lectivos”.
El pasado 6 de julio, según datos de la Aemet, la tormenta descargó 54,2 litros por metro cuadrado en apenas 45 minutos con lluvia, granizo y viento de hasta 60 kilómetros por hora. Un fenómeno que se acercó al tope de precipitaciones recogido en un solo día en la estación de Valdespartera, la más cercana, con 54,6. Hace justo un mes, el 6 de agosto, 98 familias del María Zambrano se pusieron en manos del Colegio de Geógrafos para la elaboración de dicho informe, basado en el trabajo de campo sobre las zonas afectadas, el repaso de algunos precedentes, como el desastre del Camping de Biescas, y el análisis de las soluciones ofrecidas desde la administración a la comunidad educativa a lo largo de varias reuniones este verano.
EL CAMBIO CLIMÁTICO Y EL DESARROLLO URBANÍSTICO AUMENTAN EL RIESGO
Otra cuestión reseñable que determinan, en base a lo sucedido entonces, es que los tanques de tormentas no pudieron recoger todo el agua porque no están dimensionados para eventos de tal magnitud. El Colegio de Geógrafos también alerta sobre la influencia del cambio climático, de modo que estos episodios pueden repetirse con mayor frecuencia.
A esto se suma el desarrollo urbanístico desde hace un siglo, acompañado también de una considerable repoblación forestal y la construcción de la Z-30 hace menos de veinte años. “Se evidencian signos significativos de ocupación íntegra del lecho (del Barranco) y la llanura de inundación en el tramo medio, así como un transporte de sedimentos aguas arriba de Puerto Venecia”, concluyen.