Comer es mucho más que el mero hecho de alimentarse. Es un momento de comunicación, de transmisión de tradiciones y, además, de afecto y enriquecimiento de los vínculos. Si bien es cierto que estas comidas son más copiosas, tú puedes marcar tu propio ritmo, comiendo con autocontrol, moderación y sentido común; dado por finalizado el acto de comer cuando consideres, puedes seguir disfrutando del momento social en el que te encuentres.

En caso de que tus familiares o amigos te hicieran algún comentario, no lo consideres un ataque negativo, proporcionales una respuesta con naturalidad y, si fuera necesario, incluso hazles ver que esos comentarios resultan incómodos y que no responde a una preocupación real porque estás sana y es lo que verdaderamente importa.

Mi consejo: Aprovecha las comidas sociales para fortalecer las relaciones con los que te rodean, que en sí es la finalidad de las mismas.

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