Siempre he sido de complexión delgada, me viene de familia. Pero si intento comer más de lo que mi cuerpo me pide, me encuentro mal. Las comidas “sociales” se convierten en un suplicio…

Comer es mucho más que el mero hecho de alimentarse. Es un momento de comunicación, de transmisión de tradiciones y, además, de afecto y enriquecimiento de los vínculos. Si bien es cierto que estas comidas son más copiosas, tú puedes marcar tu propio ritmo, comiendo con autocontrol, moderación y sentido común; dado por finalizado el acto de comer cuando consideres, puedes seguir disfrutando del momento social en el que te encuentres.

En caso de que tus familiares o amigos te hicieran algún comentario, no lo consideres un ataque negativo, proporcionales una respuesta con naturalidad y, si fuera necesario, incluso hazles ver que esos comentarios resultan incómodos y que no responde a una preocupación real porque estás sana y es lo que verdaderamente importa.

Mi consejo: Aprovecha las comidas sociales para fortalecer las relaciones con los que te rodean, que en sí es la finalidad de las mismas.

Más en EL PSICÓLOGO RESPONDE