Una de las situaciones que se presentan cada vez con más frecuencia en las familias es la de tomar la decisión de ingresar a un familiar en una residencia. Es una decisión que aturde a muchas personas porque lo viven con emociones y pensamientos negativos y cargados de culpabilidad.
La comunicación en estos casos juega un papel fundamental y, por ello, necesitáis mantener una reunión familiar. Trata de comprender y respetar la opinión que muestre tu hermano y, a su vez, comparte con él los argumentos que te están llevando a querer tomar esta decisión. No perdáis de vista el verdadero objetivo, el cual es garantizar que vuestra madre reciba la atención que sea más adecuada a sus necesidades.
Para que el proceso sea más sencillo, proponle la idea de ir a informaros juntos sobre las diferentes posibilidades que tenéis frente a esta situación. Podéis investigar las residencias que haya en la zona para saber qué servicios ofrecen y cómo cuidan del mayor, también convendría visitar a su médico de referencia para contar con su opinión, e incluso podéis valorar la posibilidad de que sea atendida en su casa por un empleado/a de hogar.
Mi consejo: El traslado a una residencia no tiene por qué significar que renunciáis a querer cuidar de vuestra madre, es sólo otra forma de atenderla y protegerla de la mejor manera que podéis.