La juventud trae consigo numerosas dudas e inseguridades que en muchos casos entorpecen la toma de decisiones importantes que definirán su futuro. La comunicación es la gran clave para afrontar esta etapa.
Mostrar decepción o enfado no ayudará ante la decisión que debe tomar tu sobrina. La mejor actitud que puedes adoptar es entablar una conversación armónica con ella, escucharle y dejarle espacio para que pueda manifestar con claridad como se siente y cuáles son sus motivaciones futuras.
Generalmente esta postura viene derivada por una falta de motivación. Es necesario dejarle claro que la formación profesional no es una obligación, sino que es un derecho y un privilegio que muchas personas querrían tener, el cual le brindará más oportunidades en un futuro. Aprovecharlo o no es una decisión personal que solo está solo en sus manos.
Mi consejo: Una conversación, a través de la empatía, mostrándole la realidad que se le puede presentar en función de la decisión que tome, puede ayudarle a canalizar esas emociones rebeldes propias de la adolescencia haciéndole reflexionar a su vez sobre sus metas profesionales.
